Una mezcla de indignación y resignación eran los sentimientos que ayer expresaron algunos de los progenitores de niños ingresados en el módulo de pediatría del hospital de Son Espases. Ya están padeciendo en su propias carnes la medida adoptada por el Ib-Salut desde el pasado martes de suspender la dispensación gratuita de un menú completo para uno de los acompañantes de cada niño ingresado.

Lo que sí dejaron bien claro todos los padres consultados es que por nada del mundo se les ocurriría dejar solos en la habitación a sus hijos para acudir a la cafetería de Son Espases, ubicada en el otro extremo de un hospital de interminables pasillos, para satisfacer sus necesidades alimenticias.

"No hay suficientes enfermeras en la planta para vigilar a todos los niños ingresados y, además, mi hijo puede sufrir algún ataque en cualquier momento. Prefiero quedarme aquí y que mi marido me traiga algo de comer cuando salga de trabajar, a las cuatro de la tarde", explica R.T.C., una madre que como todas las consultadas prefería mantener el anonimato.

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