El atractivo que Mallorca tiene para los alemanes no se refleja únicamente en la llegada de millones de turistas cada año, sino que se hace patente en la disposición a abonar 1,9 millones de euros por una residencia en la isla. Ese es el precio que han pagado el ministro de Asuntos Exteriores germano, Guido Westerwelle, y su pareja, el empresario Michael Mronz, por un chalet de 400 metros de la urbanización palmesana de Son Vida.

Esta edificación se levanta sobre un terreno de 2.000 metros cuadrados y cuenta con una piscina de 60 metros. La adquisición se realizó el pasado mes de agosto, durante las últimas vacaciones que Westerwelle pasó en la isla, según adelantó ayer el diario Mallorca Zeitung.

El ministro germano es un visitante tradicional de Mallorca, a la que conoce desde niño, cuando venía a pasar sus vacaciones con la familia, y en la que aprendió a nadar.

El político alemán nunca ha ocultado su amor por la isla, a la que califica como una de las más hermosas del planeta y en la que consigue recuperar fuerzas durante sus periodos vacacionales, según destaca él mismo.

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