—El gran rabino de la corte Nissim Karelitz ha reconocido a los chuetas mallorquines como judíos "auténticos" que no necesitan convertirse. ¿Podrán obtener la nacionalidad de Israel?

—Una vez que el rabinato aceptó a los chuetas como judíos, automáticamente pueden obtener la ciudadanía si emigran a Israel, tal como marca la Ley de Retorno. Su reconocimiento es muy importante, no tanto por la ciudadanía como por el hecho único en el mundo de mantenerse ligados a la tradición durante más de quinientos años.

—Casi todos los chuetas son católicos. ¿Eso les impide acceder a la ciudadanía?

—Todavía es muy pronto para decirlo, pero en aplicación de la ley israelí pueden obtener la ciudadanía. La cuestión de quién es judío no está bien resuelto ni por la sociedad ni por la legislación. Pero el mensaje debe ser muy claro: se abre la puerta. Siguiendo la línea marcada por el exprimer ministro Ben Gurion, la definición de judío es más espiritual que religiosa. El pueblo judío ha aceptado a los chuetas como el hermano perdido durante muchos años.

—¿Cómo va a ayudar Israel a la comunidad chueta?

—La embajada conoce la historia de los chuetas pero queremos ver sus necesidades y las formas de cooperación. A partir de ahora se erigen en la comunidad más antigua de España, porque es anterior a 1492.

—¿Israel no ha podido salvar a su aliado Gadafi?

—Gadafi no ha sido en ningún momento aliado de Israel. Si se refiere a Mubarak, eso es otra cosa.

—¿Durante los últimos años no se produjo un acercamiento?

—No, nunca. Gadafi fue, verbalmente, uno de los peores enemigos. No ha existido ningún contacto ni acercamiento. Es una cosa muy curiosa en la prensa española en general: cada dictador antiisraelí que cae automáticamente le convierten en nuestro aliado. Lo mismo ha sucedido con Bashar al Assad (Siria), pese a financiar y armar a Hezbolá y Hamás.

—Los islamistas tunecinos han desplazado a los laicos del poder y en Libia se ha sustituido el Libro Verde por el Corán. ¿La primavera árabe ha cambiado de estación?

—La caída de las dictaduras es un cambio muy positivo a largo plazo, pero a medio y corto hay muchas amenazas porque las sociedades árabes no tienen mucha cultura democrática. La democracia no se reduce a unas elecciones, también consiste en vivir cada día con derechos de la humanidad y de la mujer. Tememos la amenaza de que se cambie un dictador por otro no necesariamente mejor. Los islamistas aprovechan las revueltas para tomar el poder con el respaldo de regímenes oscuros, como Irán, que juega en esos países a aumentar su hegemonía. Como mundo occidental, deberíamos apoyar a los sectores más próximos a nuestros valores para garantizar la democracia.

—Un gobierno islamista como el de Turquía es un buen ejemplo para empezar.

—Durante muchos años fue un modelo de país musulmán laico.

—Habla en pasado.

—Turquía está cambiando. No es una transformación radical todavía, pero hay señales de un alejamiento del modelo laico de Atatürk.

—Israel establece un paralelismo con el conflicto palestino cuando dice que el abandono de las armas de ETA debe "servir a otras bandas terroristas" para seguir el mismo camino.

—Existen muchísimas diferencias pero una victoria sobre el terrorismo es una buena señal para todas las democracias. Ojalá pudiéramos llegar nosotros también a ese punto donde las bandas terroristas de nuestra zona dejan las armas.

—¿Quién es el Arnaldo Otegi palestino?

—Hay muchos exterroristas que han dejado las armas y han tomado el camino de la paz, como ocurrió con Yasir Arafat. Creemos que el presidente palestino, Abu Mazen, puede ser el líder de la paz. Es el único representante palestino interlocutor válido para Israel.

—¿Y dentro de Hamás?

—Podría ser, pero tienen que tomar la decisión de dejar las armas y reconocer al estado de Israel.

—¿Y el Jesús María Eguiguren israelí?

—Un montón de personas tanto a la izquierda como a la derecha.

—Ustedes hablan de negociación mientras se amplían los asentamientos en Jerusalén Este.

—No es un tema de asentamientos, sino de fronteras. Una vez que decidamos las fronteras entre Israel y el futuro estado palestino, en un segundo desaparecerán los asentamientos. No van a quedar judíos viviendo en el estado palestino. El problema no es el reconocimiento del estado palestino ni los asentamientos, el problema es que reconozcan al estado de Israel. Queremos un acuerdo de paz que sea el último paso. No más demandas.

—¿El canje del soldado Gilad Shalit por 1.027 presos es una muestra de debilidad ante Hamás?

—Una debilidad que da fortaleza. Es una muestra al mundo y a los terroristas del valor que se da a la vida humana. Un periodista árabe ha dicho:?"Ojalá que mi Estado hubiera pensado tanto en mi vida como Israel en sus ciudadanos".