Claudio Naranjo defiende que el modelo educativo actual es el principal culpable de los problemas del mundo. Este psiquiatra chileno es una verdadera autoridad de la psicología transpersonal. Ha trabajado en las mejores universidades de Estados Unidos. Allí coincidió con Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX . Afirma que la educación actual es solo un "bombardeo de datos que está idiotizando al mundo". Mantiene que los educadores necesitan rehumanizar, ya que en estos momentos están al servicio de los poderes económicos y se dedican a producir. Ayer Claudio Naranjo pronunció una concurrida conferencia en el Club Diario de Mallorca bajo el título: "La tragedia del mundo y la farsa de la Educación".

—¿Por qué el modelo educativo que tenemos en la actualidad no sirve?

—El mundo actual está muy mal y la educación tiene una responsabilidad tremenda de ello. La educación es la culpable de la falta de conciencia de la gente, de la falta de sabiduría y de libertad. En definitiva, es la responsable del mundo que tenemos. Creen que la educación es un puro traspaso de información y de datos. A la gente se le quiere forzar a recibir una formación irrelevante y se defiende con trastornos de la falta de atención y desmotivación por aprender y conocer.

—¿Cuál ha sido el motivo de que lleguemos a esta situación?

—La ignorancia. La educación está al servicio de idiotizar el mundo que tenemos. Yo considero que esto es una forma de corrupción, la misma corrupción que está provocando que un 5% de las personas esté quitando calidad de vida al resto de la humanidad.

—¿Es preciso cambiar el método que están utilizando los educadores?

—Se debe rehumanizar a los educadores y para ello hace falta voluntad política. En la actualidad los educadores conciben su trabajo como una forma de producción, una manera de crear mano de obra para el poder económico. Esto debe cambiar por completo. Lo primero que deben hacer los educadores es primar el desarrollo de las personas. Se creen que educar es propagar y esto es una farsa.

—¿Qué educación propone para cambiar el mundo actual?

—En lugar de una educación que solo se centre en la información, se necesita un sistema educativo que se preocupe de la mente profunda y del aspecto emocional de las personas. Sin lugar a dudas, la educación es la base para cambiar el mundo en que vivimos. Mucho más que la ciencia. Los niños son seres puros y debemos prevenir los daños a consecuencia de una educación o unas normas erróneas. La mente es un factor esencial que debemos cuidar.

—¿De qué forma podemos conseguirlo?

—No metiendo tanta basura en la cabeza de los niños. Los jóvenes son pura atención, se entregan a los adultos. Corremos el riesgo de dictar una gran cantidad de normas y órdenes que provocan una nebulosa en la mente de los pequeños. Se dice que los niños tienen tal capacidad de concentración que serían capaces de desvanecerse casi sin darse cuenta. Con los métodos que se utilizan estamos perdiendo esta capacidad.

—Uno de sus libros más leídos es "Niño Divino". ¿Cuál es su mensaje?

—Se trata de poner en relieve la divinidad de los niños. Nacemos perfectos, pero corremos el riesgo de distorsionar su aprendizaje. El libro trata de que los niños aprendan sin perder la conexión en el mundo en que vivimos. Un bebé tiene autoridad de reyes. A los 7 años cristalizamos el ego y elaboramos ciertas creencias personales que son fundamentales para la nuestras vidas. Es un periodo esencial en la educación de una persona.

—Usted mantiene que los seres humanos tenemos tres cerebros, pero no los utilizamos. ¿Cuál de ellos hemos eclipsado?

—Hemos desarrollado de forma potencial el cerebro padre, la parte que da cobertura a la insensibilidad y la piratería, incluso a la irracionalidad de matar. En cambio, hemos eclipsado por completo la parte madre. Se trata del cerebro que nos da la capacidad amorosa y nos conecta con el mundo infantil.

—¿Es posible conseguir llegar al paraíso?

—Es un largo viaje que no es nada fácil. Mucha gente cree haber llegado al remanso del paraíso y luego se da cuenta que no consigue abrazar la felicidad. Llega al fin de la vida sin conseguirlo.

—¿Literatura o ciencia?

—La ciencia pasa de moda año a año. Por el contrario, la literatura siempre queda.

—¿Hay algo que a usted no le interese en la vida?

—El fútbol no me interesa lo más mínimo. Creo que es una fórmula para adormecer el espíritu de las personas y fomenta el partidismo, el enfrentamiento entre los míos y los tuyos. Yo prefiero cosas que desarrollen el amor y la conciencia en el sentido más amplio. Estoy convencido que para crear necesitamos sabiduría y amor.