Pauli (Amberes, 1956) persigue poner en práctica un nuevo modelo económico que sea respetuoso con el medio ambiente y con el ser humano sin perder competitividad. Además, convencido de la posibilidad de cambio del ser humano, ha desarrollado una serie de herramientas de aprendizaje que han sido ampliamente probadas en Brasil, con 110.000 niños y 6.000 profesores. Sus sistemas de enseñanza se utilizan en español, portugués, árabe, chino, japonés y coreano, entre otros idiomas.

— ¿Qué educación cree que sería necesario impartir ahora?

—La educación pasa ahora por un gran cambio, es un momento complejo y a los jóvenes solo se les está preparando para aprobar exámenes, no se les prepara para la vida moderna. Hay que enseñarles a navegar entre la visión, la fantasía y la realidad. Los niños de tres años se enfrentan a un mundo complejo y cambiante y necesitan espacio para nuevas visiones de cómo solucionar las cosas y la fantasía puede ser una fuente. Hay que ayudar a los jóvenes a explotar su capacidad creativa fantástica. Hay que salir de lo que yo llamo ´la caja negra´. A los niños se les explica porqué cae la manzana del árbol, se les explica y entienden perfectamente la ley de la gravedad, pero no se les explica cómo ha subido la manzana antes de caer, cómo se ha creado. La educación no puede ser sólo repetir, a los niños hay que plantearles problemas y ponerles desafios encima de la mesa sin respuesta inmediata para ver cómo lo solucionarían.

— ¿Por qué empezó a escribir fábulas?

— Por un lado tengo los libros que explican términos filosóficos, y también las 36 fábulas que buscan inspirar al niño para que descubra soluciones y una nueva realidad. Vemos muchas cosas y muchas cifras, pero no notamos lo que está pasando.

— ¿Cómo afecta a los niños la situación de crisis actual, cómo les llega el ambiente algo pesimista en el que vivimos los adultos?

— Es lo mismo que con el ejemplo de la manzana. Tenemos crisis y solo vemos desempleo y endeudamiento y no vemos las oportunidades que se presentan, nos volvemos ciegos, solo vemos la realidad que hay frente a nosotros. ¿Tomás café? Pues solo se aprovecha el 1,2% del café, el resto es basura, se deshecha. Y ahora, en diez ciudades del mundo, incluyendo Madrid, se están haciendo programas de cultivo de hongos tropicales en esos deshechos tropicales. Eso es una oportunidad aprovechada. Los maestros y los padres tenemos que descubrir las oportunidades que nos tapan las cifras malas y enseñárselas a los niños.

— ¿Qué es la economía azul?

—Todos sabemos lo que es la economía verde, que incluye todo lo que es bueno para la salud y para el medio ambiente. Pero todo eso siempre es lo más caro, cuando no tendría porqué serlo. La economía azul es aquella en la que lo bueno es lo más barato gracias a la innovación. Es lo que te decía del hongo que crece en los deshechos del café, que es muy nutritivo y normalmente muy caro. Pero cultivándolo en el deshecho del café cuesta cuatro veces menos. Usamos lo que tenemos y nos sale más barato y generamos empleo. La economía azul demuestra además que para ser competitivos y productivos no hace falta poner cuotas de empleo, podemos ser competitivos y generar puestos de trabajo y responder a las necesidades de la población. Es una economía sostenible, más barata, competitiva y que genera puestos de trabajo.

— Suena un poco utópico...

— No, lo es. He escrito un libro, La economía azul, que recoge más de cien casos concretos. No es una teoría ni una hipótesis, es algo real y que ya existe.

— En Balears tenemos el problema de que los jóvenes dejan de estudiar antes de acabar la etapa obligatoria. ¿Cómo hacerles valorar la educación y que se queden? Ahora además los jóvenes ven que estudiar no garantiza un puesto de trabajo.

—Lo más importante es tener a los jóvenes motivados y para ello el profesor tiene que estar motivado también, es fundamental. El profesor tiene que ver bien su futuro, no estar deprimido... en resumen, tiene que estar inspirado para poder inspirar a su vez a los alumnos, sino no hay nada que hacer. Por eso estoy tan contento con estas jornadas. Van a asistir más de 800 profesores y yo voy a intentar inspirarles, y cada profesor inspirado podrá luego inspirar a sus 20 ó 30 alumnos.