Unas 10.000 personas han participado en una manifestación por las calles de Palma convocada en 80 ciudades españolas y casi 1.000 de todo el mundo por el Movimiento 15-M para pedir un cambio global y luchar contra la idea de que "otro mundo no es posible".

La marcha, convocada a las siete de la tarde en la plaza de Joan Carles I, ha avanzado en un tono festivo por la calle Jaime III, el Paseo Mallorca y las avenidas, para acabar en la plaza de España de Palma, epicentro hace unos meses de la acampada de indignados fruto de la movilización del 15 de mayo.

Amenizados por una charanga y numerosos silbatos, los manifestantes han coreado lemas clásicos del 15-M como "No hay pan para tanto chorizo", "Manos arriba, estos es un atraco", "No nos representan" o "Lo llaman democracia y no lo es".

También se han podido ver numerosas pancartas, con eslóganes como "Me sobra mes al final del sueldo", "No queremos farsantes, queremos la voz del pueblo" o "No somos mercancías".

La marcha, bajo el lema "Unidos por el cambio global", exige que los poderes establecidos actúen en beneficio de todos y no de unos pocos, tal y como reza el manifiesto repartido durante la manifestación y firmado por el Movimiento 15-M y por Democracia Real Ya.

En él, se afirma que la sociedad vivía "en un silencio que estaba ocupado por unas voces mudas ahogadas por el conformismo que crea la errónea idea de que otro mundo no es posible", y añade que a raíz de este movimiento la gente ha aprendido a "trabajar junta" y "vencer el miedo".

La manifestación de Palma ha transcurrido desde el principio sin incidentes y ha ocupado uno de los sentidos de las avenidas de Palma, aunque en ocasiones se han escuchado bocinas de apoyo de los coches e incluso autobuses que circulaban por el carril contrario.

En ella han participado representantes sindicales y algún político, como Manel Carmona, líder de Esquerra Unida, así como gente de todas las edades que se han manifestado de forma pacífica.

El punto original lo ha puesto una "performance" en la que una veintena de jóvenes han ironizado sobre el consumismo, la calidad de la educación y de los medios de comunicación, el ejército, el culto al trabajo e incluso el papel del fútbol en la sociedad.

Ocho carritos de la compra albergaban a sendos actores disfrazados de profesora con la boca tapada a base de esparadrapo y el lema "¿Educación o programación?", de futbolista con la pregunta "¿Valen lo que ganan?" o de jovencita con las manos atadas adornada con un cartel de "Sin consumo no hay negocio".

Cinco meses después de que surgiera el Movimiento 15-M, las manifestaciones convocadas hoy en casi 80 ciudades españolas y miles de todo el mundo han mostrado su repulsa a los políticos, los mercados financieros, la banca, los recortes sociales o la precariedad en el empleo.