La cámara térmica de la patrullera de la Guardia Civil localizó el pasado jueves por la noche a los siete inmigrantes argelinos que pretendían llegar a España y que desembarcaron en el archipiélago de Cabrera, donde finalmente fueron detenidos. Los siete jóvenes saldrán mañana hacia Valencia para ingresar en el centro de inmigrantes, antes de ser posteriormente repatriados a su país de origen.

El delegado del Gobierno en Balears, Ramon Socías, confirmó ayer que en esta ocasión, a diferencia de la patera que llegó la pasada semana a cala s´Almunia (Santanyí), el radar sí localizó la embarcación que transportaba a los inmigrantes. El radar detectó la embarcación en la madrugada del pasado jueves a unas diez millas del sudoeste del archipiélago de Cabrera. De inmediato se avisó a las autoridades marítimas y se dio orden a la patrullera de la Guardia Civil que se trasladara a la isla para localizar y detener a los inmigrantes. La patrullera, al zarpar desde Palma, tardó casi tres horas en llegar a su destino. Durante este tiempo, la patera consiguió llegar a la costa. Los inmigrantes saltaron a tierra y buscaron un lugar donde esconderse para evitar ser detenidos. Todos ellos se escondieron en una zona boscosa, lo que dificultó su localización. Hasta que cayó la noche y a través de la cámara térmica que está instalada en la patrullera de la Guardia Civil, se detectaron las siete siluetas de los argelinos. Así se averiguó el lugar exacto donde estaban escondidos y esta información fue facilitada a los agentes que les estaban buscando por tierra. Pronto fueron localizados y detenidos por los agentes.

Pequeña barca

Durante la búsqueda se comprobó que habían llegado a España con una pequeña embarcación de apenas cinco metros de eslora. Lo más seguro es que hubieran zarpado del puerto argelino de Delis y con toda seguridad pretendían llegar a Mallorca. Sin embargo, a pesar de que el mar se encontraba en calma, una intensa niebla les sorprendió durante la larga navegación. Este fenómeno meteorológico les confundió y posiblemente al desembarcar estaban convencidos de que habían llegado a Mallorca, aunque en realidad se encontraban en Cabrera. Dada la peculiaridad de la isla la zona se convirtió en una ratonera para los extranjeros, cuya huida duró muy pocas horas.

El delegado del Gobierno explicó que es lógico que los radares que están instalados en Mallorca a veces fallen, porque la isla no sufre la presión que padecen otras ciudades ya que el número de pateras que llegan es muy bajo. Esta situación dificulta la calibración de estos radares. Sin embargo, Socías afirmó que con el tiempo y gracias a la experiencia de los técnicos, esta situación ira mejorando.