La crisis que afecta a la construcción se ha cebado tanto sobre sus plantillas como sobre el tejido empresarial. Según los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social, en junio de 2007 había dados de alta 8.035 centros de trabajo de este sector en las islas, una cifra que al cierre del pasado mes de agosto se había visto reducida hasta los 5.127. La caída es del 36%.

El problema se agrava porque tanto patronal como sindicatos coinciden en destacar que los próximos meses pueden ser muy difíciles para algunas de las empresas que siguen en pie, especialmente para las más volcadas en la obra pública. El motivo es bien simple: los impagos de las Administraciones han puesto a algunas de estar firmas en el límite de su resistencia.

El presidente de la asociación balear de constructores, Sebastià Pastor, ya advirtió hace pocos días a DIARIO de MALLORCA que pueden pasar "cosas muy gordas" antes de Navidad si el Govern no aporta con carácter inmediato un calendario de pagos que permita a esas compañías conseguir crédito de las entidades financieras, lo que explica también las amenazas de movilización que se están lanzando desde el sector.

El secretario de UGT-Construcción, Eusebio Ramón, reconoce que no se ve ningún atisbo de que la situación vaya a mejorar, de ahí que no exista margen para el optimismo.