Varios agentes de la unidad antidisturbios de la Policía Nacional justificaron ayer ante el juez los motivos que les llevaron a cargar contra los seguidores del movimiento de indignados del 15-M, que protagonizaron una manifestación no autorizada en Palma. El incidente, ocurrido en la noche del pasado día 4 de julio, terminó con dos jóvenes detenidos por alterar el orden público y con varios policías heridos con lesiones leves, entre ellos el inspector que dirigía el destacamento policial.

El juzgado de instrucción número 7 de Palma investiga las denuncias cruzadas que han presentado varios indignados y los policías que se vieron implicados en este incidente. Ayer declararon los agentes del orden y sostuvieron que aguantaron la situación hasta que hubo un momento en el que los manifestantes protagonizaron escenas violentas que ponían en peligro el orden público. Esta manifestación se celebró como acto de protesta al desalojo que se había realizado el día anterior de los seguidores de este movimiento que llevaban varias semanas acampados en la plaza de España. El desalojo se produjo sin ningún incidente. Los manifestantes iniciaron al día siguiente un recorrido de protesta que les llevó hasta la plaza de Cort, donde empezaron a gritar en contra del desalojo decidido por las autoridades. En el recorrido de regreso a la plaza España es cuando se produjeron los primeros enfrentamientos con la Policía ya que, según contaron los funcionarios, los manifestantes cortaron varias calles y se dedicaron a golpear vehículos que no podían circular libremente.

Sin embargo, la situación más tensa se produjo después en la plaza de España, donde el ambiente se fue caldeando y se desarrolló un enfrentamiento físico con varios policías que intentaban mantener el orden público. Los agentes antidisturbios explicaron que tenían órdenes del Ministerio del Interior de no utilizar la violencia salvo casos extremos, y que esta situación se produjo en la manifestación cuando los seguidores del movimiento ciudadano comenzaron a insultarles y lanzarles objetos peligrosos. Los policías reconocieron que utilizaron las porras para controlar a los manifestantes y que también dispararon pelotas de goma contra los jóvenes. El caso podría terminar en un juicio de faltas.