David Pons Florit. Vicerrector de Economía de la Universitat. En marzo aceptó el cargo y en marzo el Govern les dejó de ingresar su transferencia mensual. La deuda llegó a los 23 millones en junio. Tiraron de las partidas de investigación. En julio y agosto les llegó algo de dinero, y para septiembre les ofrecen una cantidad que según Pons no bastará para pagar las nóminas. El presupuesto para el curso que viene tampoco le anima a ser optimista.

— ¿Cuántos meses y cuánto dinero tiene el Govern pendiente de pago con la UIB?

— En marzo dejaron de pagar, pero en julio y agosto nos pagaron parte de la transferencia mensual. Ahora hablamos de una deuda de entre cuatro y cinco meses y por cada mes nos corresponden entre 4,5 millones y 4,8 millones. Para pagar las nóminas utilizamos el dinero de otras partidas, como el dinero que llega de Madrid o de Europa para investigación. No son reservas, no tenemos ahorros.

— ¿No han dado plazos?

— No, lo que sabemos es que no será ni de aquí a un mes ni de aquí a dos. Pero no es que haya voluntad de no reconocer esta deuda de 23 millones y no pagarnos, sabemos que tienen problemas de tesorería.

— ¿Este mes les pagarán la transferencia?

— El miércoles tuvimos una reunión con representantes del Govern y nos han dicho que a final de mes nos darán el 50% de lo que nos corresponde y con esa cantidad no podremos pagar las nóminas. Seguiremos negociando e intentaremos buscar de otras partidas pero con esa cantidad tendremos muchas dificultades.

— ¿Si usan el dinero de investigación para las nóminas, qué pasará con los investigadores?

— Si la CAIB no nos pagara nunca sí que llegaría el problema a la investigación, pero esperamos que nos acabarán devolviendo este dinero o sí tendremos un problema. Nosotros de forma consensuada con la CAIB tendremos que pactar un plan de ajuste.

—¿De dónde recortarán?

— Haremos un conjunto de posibilidades de ajuste y las comentaremos con la comunidad universitaria y luego con la CAIB, a ver si le parecen suficientes. Está todo en negociación de cara a los presupuestos del año que viene, que aún no está cerrados, aunque los porcentajes que hemos oído no nos hacen estar ni muy contentos ni muy esperanzados. Tendremos que pensar en recortes graves, que harán más difícil dar un servicio de calidad. Determinados servicios, sin entrar a valorar cuáles, y determinadas financiaciones de cursos y actividades que desarrolla la UIB históricamente las tendremos que eliminar o reducir. No quiero entrar a precisar. Tenemos muy claro que este ajuste no ha de caer sobre un determinado tipo de profesorado, ni sobre el personal administrativo y de servicios, ni sobre un determinado servicio... ha de caer un poco sobre todos.

—¿Es inevitable el ajuste de personal?

— En realidad necesitaríamos aumentar personal, porque con el Plan Bolonia las diplomaturas de tres años pasan a ser de cuatro, pero eso ya lo descartamos. Más que recortar, queremos redistribuir. Tendremos que hacer un estudio. El problema es que la semana que viene comienzan las clases y ya tenemos la plantilla de Personal Docente e Investigador contratada para todo el curso, y eso no se puede tocar. Así que habrá servicios que tendremos que reducir de forma importante.

— ¿Está la UIB en una situación límite?

— Estamos en una situación de tensión, con la presión de proveedores a los que no podemos pagar. Nosotros haremos ajustes, pero queremos dejar claro que en los dos últimos años ya hemos sufrido recortes en la transferencia de la comunidad, sería un 12% menos en dos años. No se trata de comparar, pero si la transferencia de la comunidad hubiese sido un 12% más baja para todas las instituciones estos dos últimos años, quizás tendríamos menos problemas. Además, de siempre hemos sido de las universidades peor financiadas de España- Dijeron que la educación sería prioritaria y quiero recordar, y no es un tópico, que si invertir en educación es caro, más caro es no invertir. De seguir así, tendremos que reducir la dimensión de la Universitat, poner aún más numerus clausus, pero así ponemos más dificultades a los alumnos para llegar a la universidad en la comunidad con menos alumnos universitarios.

— En este contexto, ¿es imposible aplicar Bolonia, con sus grupos reducidos y clases prácticas?

— Correcto. Ya hace un par de años que vimos que era inviable con la financiación que teníamos. Tenemos grupos no muy exagerados pero hay grupos de 90 en los estudios más demandados, no podemos permitirnos el lujo de hacer grupos de 20 ó 30.

— El aumento de las tasas para este curso fue el mínimo posible según la ley. ¿El año que viene tendrán que aumentar más?

— El curso que viene esto puede que cambie. El Gobierno nos permitía aumentar desde un 3,6% hasta un 7% y subimos un 3,6%. El Govern tenía que aprobar estas tasas justo cuando se hizo el momento de cambio de equipo. Si no aprobábamos las tasas, se renovaban las del año anterior y podíamos perder el 3,6%. Si hubiésemos aumentado más las tasas, los asesores jurídicos no hubieran dejado que lo aprobara un Govern en funciones, no sería un trámite sino una decisión política que no podía aprobar un Govern en funciones. Y no podíamos esperar. Evidentemente, nosotros con más ingresos estaríamos más contentos pero cuando vimos que peligraba el 3,6% por una cuestión de plazos, nos aferramos a ese 3,6%.

— ¿Se arrepiente de haber subido las tasas sólo el 3,6%?

— Aumentar las tasas significa que directamente quien pagaría la situación sería el alumno, que quizás también está en unos momentos complicados. No nos sentíamos muy cómodos con esta situación. ¿En el futuro se aumentarán? Supongo que no quedará más remedio que participen algo más. Eso es un debate muy grande que quiero abrir para el curso que viene: el de qué parte deben pagar las instituciones públicas y qué parte los alumnos. Ahora los alumnos pagan un 10% del coste real. Somos de las comunidades que menos hacen pagar a los alumnos, pero somos también de las que menos alumnos llegan a la universidad. Cuantos menos problemas les pongamos, mejor.

— ¿Y aumentar aún más las tasas de los alumnos repetidores? El año pasado la UIB y el Govern ya expresaron su conformidad sobre esta posibilidad.

— Ya se hace, pero aumentarlas más podría ser otra cosa que pondríamos sobre la mesa. Así se premia el esfuerzo del alumno y haces más eficiente el sistema. Creo que es correcto y el alumno así lo ha de entender.