Cada 18 segundos una mujer en el mundo sufre una agresión. Poder rebajar estas cifras de las Naciones Unidas está en manos de todos. ¿Y cómo aportar una granito de arena? Pues logrando que la violencia de género no sea un tema tabú, de este modo, una potencial víctima podrá sentirse con fuerza para confesar a una familiar, amiga o experto un primer tortazo. La responsable del Institut de la Dona, Manuela Meseguer, explica que conseguir que los malos tratos no sean un tema tabú conllevaría que las mujeres no tuvieran miedo o vergüenza de contar su problema a alguien de confianza o a una experta como podría ser la trabajadora social del ayuntamiento o la enfermera de su centro de salud.

"La violencia de género es un hecho dramático", puntualiza Meseguer, aunque añade que si se lograra que la mujer pidiera consejo a alguien de su entorno al primer empujón tal vez se detectaría el problema y las consecuencias no serían tan terribles. Por ello, la responsable del organismo que promueve la igualdad entre mujeres y hombres remarca que se debe trabajar para cambiar el mensaje de que en caso de una agresión verbal o física por parte de la pareja es mejor que no se entere nadie. "Nos puede pasar a cualquiera", señala, por ello, hay que hablarlo. De hecho, deja caer la posibilidad de que este tema también se introduzca en las escuelas. Explica que así como se aconseja tratar los temas sexuales en el ámbito escolar y familiar, la violencia de género también debería ser analizada desde niños.

Protocolo

A pesar de que el 016 es el teléfono de atención para mujeres maltratadas, el número de emergencias 112 suele ser el que marcan las víctimas una vez han sufrido las agresiones. "Generalmente recibe la llamada el 112", señala Meseguer, quien resalta que "si en esos momentos la mujer se acuerda de marcar el 112 ya tenemos mucho hecho". Emergencias suele recibir una media de 48 llamados al mes por casos de violencia contra las mujeres. Eso sí, no siempre son las afectadas las que deciden descolgar el teléfono, muchas veces son vecinos que oyen gritos o son testigos de una agresión.

Una vez se comunica el caso, se activa un protocolo de actuación detalla la responsable del Institut de la dona. Cuando la mujer llama al 112, el servicio de Emergencias alerta a la Policía. El espacio de tiempo entre que se avisa y los agentes se trasladan a la vivienda de la víctima, el 112 contacta con el servicio de asistencia psicológica para víctimas de violencia de género que tiene la Institut Balear de la Dona. Meseguer comenta que durante el periodo que tardan en llegar a la casa, los psicólogos hablan en todo momento con la víctima, a quien llaman por su nombre e intentan tranquilizar recordándole que en nada tendrá a los agentes en su casa. Y es que la experta puntualiza que casi todas las agresiones, sean físicas o sexuales, se producen en el ámbito familiar.

El siguiente paso es trasladar a la agredida a un centro de salud o a un hospital para que un médico la inspeccione. Aquí también tiene un peso importante la labor psicológica y es que en caso de que el centro no disponga de un psicólogo de guardia, entonces se vuelve a contactar con el servicio de atención psicológica, cuyos profesionales si es necesario se desplazan al lugar para tratar a la mujer.

Cuando la paciente está más tranquila y si no requiere quedarse hospitalizada, Meseguer destaca que se activa el servicio de agresión que implica un servicio jurídico. En estos casos, la denuncia, explica, se hace directamente con el juez sin la intermediación de abogados. "Se hace al momento y directamente para agilizar los trámites", añade Meseguer. En este punto, los expertos del Institut de la Dona la orientan sobre la parte legal. La denuncia se hace directamente con el juez porque, según remarca, ello requiere una autorización judicial para que vivan separados con custodia de los hijos, la disposición de la vivienda o las ayudas económicas. Si no vuelve a casa, la víctima tiene la opción de ir a una casa de acogida. El organismo dispone de 159 plazas en Palma, donde actualmente hay once mujeres. El casal de Manacor tiene disponibles 33 plazas y de momento da cobijo a cuatro féminas y un niño. De las 22 plazas ofertadas en Inca, hay cuatro mujeres con cinco niños.

A pesar de que este es el protocolo marcado, Meseguer aboga por revisarlo con el fin de reducirlo para hacerlo más efectivo. Y es que en cuestión de violencia de género toda la Administración está implicada y muchos puntos se duplican. El objetivo es simplificar los recursos para que las mujeres se enteren de todas las ayudas que tiene el organismo que no solo se limita a trabajar en la lucha contra la violencia de género. Su abanico es amplio como por ejemplo, hecha una mano a las féminas discriminadas en el trabajo o a aquellas mujeres que a los 50 años se encuentran separadas y sin un trabajo.

En la página web del Institut de la Dona hay una Guía práctica contra la violencia de género, donde se dan unos consejos a las víctimas. Así cuando una mujer se sienta amenazada en el hogar hay que mantenerse alejada de la cocina y del garaje porque es donde el agresor tiene más facilidad para encontrar un arma; evitar zonas pequeñas como armarios para no quedar atrapada e ir a una habitación con teléfono y cierre para dejar fuera al agresor. Es necesario llamar al 112 lo antes posible. Otros consejos que sugiere la Guía son dejar un móvil en una habitación que se pueda cerrar por dentro con los números de emergencia grabados, además de memorizar estos números. También, se destaca en el manual, es conveniente cambiar las cerraduras si el agresor se ha mudado de casa y alertar a los vecinos que ya no vive en casa.