Las instalaciones de la Fundación Natura Parc en Santa Eugènia llevan meses desbordadas ante el aumento de casi un 50% del abandono de caballos, ponis y burros. La lista la encabezan, como cada año, perros y gatos, aunque los datos acumulados hasta la fecha revelan que la renuncia de otros animales más grandes se ha disparado prácticamente el doble, según la Fundación Natura Parc (FNP). Los meses de verano siguen siendo los elegidos por aquellos propietarios que deciden desatender a sus animales domésticos.

Un total de 30 équidos han sido encontrados en las carreteras por la Brigada de Recogida de Animales Domésticos Abandonados (BRADA), que depende de la fundación. El crecimiento de estas renuncias casi se equipara al de 2007, con 32 equinos desatendidos, y la mayor cifra hasta la fecha. Parece ser que la actual crisis económica ha impedido que muchos de los dueños no puedan mantener los gastos que conlleva el animal, y en consecuencia, decidan prescindir de ellos.

El coste medio de manutención de un caballo es variable, aunque la mayoría de expertos conviene en que es una cantidad considerable de tiempo y dinero, que oscila entre los 130 euros al mes y hasta los 500 euros, solo de costes fijos. La fundación Natura Parc, a través de su departamento de Control de Fauna Doméstica, ofrece un servicio de seguimiento y análisis que pretende complementar la gestión llevada a cabo por los ayuntamientos, que muchas veces no tienen capacidad propia para garantizar un servicio óptimo a la sociedad.

Doble riesgo

El secretario de la fundación, Javier Álvarez, explica que dejar a los animales solos en medio de las carreteras es un peligro no sólo para ellos, que pueden morir atropellados, sino también para los conductores, provocando riesgos de accidentes y comprometiendo la seguridad vial. Aunque la ley obliga a que todos los équidos (caballos, ponis, burros, asnos...) lleven microchip, la realidad es que en la mayoría de los casos este precepto no se cumple.

El resultado de estas prácticas se traduce en un continuo desplazamiento de los técnicos especializados de esta brigada al lugar donde se ha hallado al animal (sólo atienden llamadas de Ayuntamientos, Policía Local o Guardia Civil), para trasladarlo con un remolque de caballos a las instalaciones que disponen. Una vez allí, los ubican en recintos adaptados y se quedan en manos del veterinario, que los examina e inicia los trámites para buscar al posible propietario. Si eso no fuera posible, se incluyen en el Plan de Adopción.

Sin embargo, no todos tienen la misma suerte. El estado de salud de los animales encontrados es muy variable, aunque además de aquellos que presentan lesiones cutáneas o síntomas de desnutrición, existen otros que son retirados por orden judicial (víctimas de malos tratos) y los que finalmente son sacrificados de urgencia debido al estado crítico en el que se encuentran después de haber sido víctima de un accidente.

El presidente de la FNP, Antoni Mas, afirma que "es indispensable que la sociedad en su conjunto, tanto a nivel particular como institucional, tome consciencia de la problemática que generan los animales domésticos desamparados y/o vagabundos. No es posible que por la indiferencia de la gente, que se supone ama a sus mascotas de compañía, haya tal número de animales sufriendo y buscándose la vida por las carreteras de Mallorca. Es preciso atajar el problema de raíz y ofrecer una solución definitiva", añade.

Por este motivo, la fundación apuesta por dos vías de acción: La directa, que consiste en dar servicio las 24 horas de los 365 días del año, y la vía de la concienciación, en aras de sensibilizar a la población de los perjuicios tanto medioambientales como económicos que supone la desatención de éstos.

Los gastos municipales que supone mantener en las instalaciones a estos animales se aproxima a los 200 euros de media.