Mientras la presidenta manchega, Dolores de Cospedal, le pide al Gobierno central que le diga en qué puede recortar, el president balear, José Ramón Bauzá, se aferra al plan de saneamiento que durante los últimos ocho meses negoció el Govern Antich con el Ministerio de Economía y Hacienda. Lo confirman fuentes conocedoras del documento que hoy presentará Bauzá en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, cuya aprobación dan por hecha tanto Bauzá como fuentes de Hacienda y del propio Partido Socialista.

Ese plan, sin cuya aprobación no se puede pagar a proveedores por falta de liquidez y créditos, prevé recortes para los próximos meses que superan los 350 millones (355 precisan algunas fuentes). A esa cifra se llega por dos parámetros que ni Bauzá ni su vicepresidente económico tiene margen para tocar: los 240 millones del fondo de competitividad que el Govern anterior incluyó en sus presupuestos y el Gobierno central negó con las cuentas ya aprobadas y en marcha, y 115 millones en recortes contemplados en los presupuestos de 2011 que sacó adelante Antich.

La clave así son los 240 millones que ya no llegarán, toda vez que los otros 115 ya estaban eliminados de las partidas de gasto. ¿Cómo se reducen 240 millones en gasto en los pocos meses que faltan para acabar el año? Pues según explican fuentes cercanas a la elaboración del ajuste, el plan de saneamiento centrará sus recortes en educación y, sobre todo, en sanidad. El Ib-Salut será así el más afectado. ¿Cómo? Pues con medidas que impacten lo mínimo posible en los servicios, como por ejemplo el cierre de PACs para dejar la atención urgente exclusivamente en manos de las urgencias hospitalarias.