— Acaba de concluir la última edición de la Universitat d´Estiu d´Estudis de Génere organizada por la UIB y el Institut Balear de la Dona. ¿Qué reflexión le ha llamado más la atención?

— Una de las cosas que más me impactaron y que se repitió bastante es que las mujeres cada vez tenemos más formación, muchas veces más que los hombres. Esto se refleja en el libro de Capilla Navarro, en el que vemos que la mayoría de alumnado universitario de Balears son mujeres. Aparte, las que acceden a las becas son en su mayoría mujeres; becas que están ligadas al hecho de haber aprobado los créditos, al rendimiento. Lo que me impresionó es que en aquellos sectores laborales que se están feminizando, de forma curiosa las condiciones van empeorando. Hay reticencias en esos sectores a que las mujeres entren, porque les disminuyen las condiciones laborales.

— ¿De qué sectores hablamos?

—Por ejemplo se mencionó el tema del transporte. El proceso es lento y por eso es importante la formación y la educación para el cambio de mentalidad y sobre todo es importante crear medidas para que desaparezca la desigualdad entre los sexos. Así se irá dando de forma natural que puedan participar en los asuntos públicos y estén en puestos de representación institucional, como en los institutos académicos. En la Real Académica de Jurisprudencia no tenemos a ninguna mujer y en la de Lengua tenemos tres. Y eso a pesar de que hay muchas escritoras y muchas juristas; de hecho la mayor parte de juristas que entran como fiscales y jueces son mujeres. Esto tiene que tener una respuesta.

—¿Para llegar a esto son imprescindibles las cuotas y las medidas de paridad?

—Si está demostrado que somos igual de competentes y con la misma o mejor formación, tiene que haber una mayor representación institucional. De manera natural las mujeres tienen que ocupar cargos de responsabilidad. ¿Paridad? Sí, se ha de tener en cuenta como algo para visibilizar a las mujeres, pero no una paridad estética ni meramente formal, es decir, no hay que obsesionarse con ´somos la mitad o no´. Las normas son un reflejo de la sociedad, pero a veces se tienen que imponer a determinadas situaciones de discriminación. Tiene que haber normas sociales con cláusulas de discriminación positiva, para favorecer a las mujeres si se nota que hay algo que falla. Con los años se irá dando de forma natural y no nos sorprenderá que una mujer presida el FMI.

— Es responsable del centro de información a la mujer, ¿qué dudas plantean?

—Damos asesoramiento jurídico (civil, laboral, penal, entre otras cuestiones) y social. En cuanto a lo jurídico, las cuestiones que más se plantean tienen que ver con cuestiones de separación, divorcio y patria potestad de los hijos. El tema del maltrato y sus consecuencias penales es la segunda cuestión sobre la que más se demanda. En cuanto a la social, sobre todo piden por temas de maltrato, además de por cuestiones laborales, por la crisis.

—¿La crisis económica es doble para la mujer?

— Sí, el sector femenino es más vulnerable a la crisis, han sido mucho más afectadas que los hombres y por esto también vienen a asesorarse en cuestión laboral, porque no tienen sustento económico para mantener a su familia. Para atender todas estas cuestiones tenemos dos abogadas y un abogado, tres trabajadoras sociales y luego en los pueblos tenemos contratado un servicio de asesoría jurídica, para que no tengan que desplazarse aquí. Los ayuntamientos dicen que es de gran necesidad, porque en los casos de maltrato y por temas de transporte, vergüenza o miedo no vienen. Se hacen infinidad de campañas animando a las mujeres a denunciar.

— ¿Sirven para algo estas campañas?

— Balears es la comunidad con mayor número de denuncias, algo que no tiene por qué ser negativo, teniendo en cuenta que la mayor parte de las víctimas que murieron el año pasado no habían interpuesto denuncia. Sólo el 30% tenía denuncia previa. Y en la mitad de los casos no habían presentado ellas la denuncia. Aquí el año pasado fallecieron dos mujeres por esta causa y ninguna de las dos había presentado denuncia. Las campañas de sensibilización y la difusión de los recursos sirven. Aquí en esta comunidad hay bastantes recursos, como el servicio de asistencia psicológica para las mujeres y para sus hijos o hijas, que son directamente observadores de la violencia.

— ¿A cuántos niños atienden?

— En 2010 atendimos a 22 casos de niños de entre 3 y 6 años que han sufrido maltrato psíquico al ver el maltrato a su madre Los hijos pueden repetir esos patrones de conducta en el futuro o convertirse en niños traumatizado. Y son niños de muy poca edad. También tenemos un servicio de acompañamiento y de atención telefónica las 24 horas. Además tenemos un convenio con el 112, para que nuestras trabajadoras sociales puedan realizar labores de acompañamiento casi en el mismo momento de la agresión. Estas mujeres muchas veces retiran la denuncia por miedo, dependencia emocional, cultura machista, porque no son conscientes de que son mujeres maltratadas, por dependencia económica, el miedo a la represalia... Si les damos apoyo emocional es más fácil que presenten la denuncia. El Observatorio de la Violencia Doméstica publicó el otro día que respecto al 2010 ha habido un descenso de mujeres que desisten del proceso una vez que ya han puesto la denuncia, cada vez hay más que llegan hasta el final. Para las inmigrantes también tenemos un servicio de teletraducción, el año pasado hicimos 364 teletraducciones. Este servicio también lo utilizamos con las turistas extranjeras que vienen aquí en verano. En estos casos se mezclan las drogas y el alcohol.

— Se asocia muchas veces el maltrato con inmigración y con clases más bajas.

— Que va, hay casos de turistas maltratadas, que sufren palizas en el hotel. Se dan en verano, lo que pasa es que a nosotros muchas veces sólo nos llegan los casos más extremos, pero se dan. Además, el maltrato psíquico se da en todas las clases y especialmente en las altas. Pero una mujer con estudios y recursos económicos tiene mucha vergüenza de decir que su marido la maltrata psicológicamente. Es difícil que llegue y aunque hay jueces que ya han dictaminado sentencias a favor de mujeres que han sido víctimas de maltrato psíquico es más difícil de probar, hacen falta testimonios.

—¿A cuántas víctimas de maltrato atendieron el año pasado?

—Como centro coordinador de ordenes de protección recibimos 7.268 comunicaciones desde los distintos juzgados, en los que se incluyen ordenes de protección, ejecutorias, condenatorias o absolutorias. En 2010 hubo 258 víctimas menos de violencia de género respecto al 2009, que fueron 1.855, respecto a las 1.597 de 2010. En Balears hay más denuncias, pero también hay un descenso de víctimas. Es importante poner denuncia, porque cuando una mujer es declarada víctima de violencia se la dota de mecanismos de protección que de otra forma no tendría, como los sistemas de teledetección, ´las pulseras´, así como la opción de llegar a más recursos y ayudas.

— Al ver según qué programas de televisión parece que la igualdad está a años luz.

— La imagen de la mujer en los medios es muy importante y se crean estereotipos negativos. Se tendría que tener más cuidado en el trato de la mujer en los medios y tener un mayor control. Y también se debería evitar dar excesiva importancia al físico de la mujer. Cuestionar su físico y no su competencia intelectual allí se denota que la mujer está todavía muy estereotipada.

— Basta ver el ´análisis´ que han hecho algunos medios sobre la forma física de Leire Pajín.

— Parece que eso va más unido a su persona que su competencia profesional. Todavía hay prejuicios sobre las mujeres en puestos de representatividad política a nivel de competencia intelectual Y se las cuestiona y se las critica más duramente que a un hombre. En los medios habría que hacer una reflexión para definir los valores que pueden ser noticia y tener interés periodístico. Se ha de vigilar el tratamiento a la mujer y en caso de que no se respete, tramitar las denuncias correspondientes a los observatorios existentes. El tratamiento muchas veces no es correcto. A veces se trivializa con la violencia de género, algo muy peligroso.

— En las revistas para chicas aparecen reportajes del tipo ´Cómo conseguir al chico que te gusta´. Parece algo inocente, ¿pero hasta qué punto perpetuan pensamientos machistas?

— Esto es muy negativo para las jóvenes, porque ven condicionado su forma de vestir y su aspecto a gustar a los chicos. Esto es mucha presión y hace que se produzcan muchos casos de anorexia y de baja autoestima, porque parece que siempre tienen que estar perfecta para gustar a los chicos, no para ellas mismas, y eso ya se lo inculcan desde jovencita. En los institutos los profesores me lo comentan. Van interiorizando esta conducta y su autoestima va disminuyendo, algo bastante pernicioso.

— Hay mujeres más machistas que los hombres.

— La cultura machista sigue ahí y las mujeres también la tienen, porque la han vivido en su familia o lo que sea. Hay madres que quieren condicionar a sus hijas a determinados estudios o dotan a sus hijos varones de más recursos para que se formen. Estas connotaciones siguen, pero irán disminuyendo.

— ¿Los problemas para conciliar es una de las grandes lagunas en temas de igualdad?

— Claro. En las jornadas se habló de que muchas mujeres renuncian a tener hijos o lo posponen para poder ascender en su carrera. Pero la conciliación no es sólo que la mujer pueda compatibilizar vida personal, laboral y familiar, la conciliación tiene que ser algo entre ambos miembros de la pareja.

—A veces incurrimos en actitudes machistas casi sin darnos cuenta, ¿cuál está más interiorizada?

— El lenguaje sexista es algo complicado de detectar. Pero hay muchos documentos, de la ONU, de la Comisión de Derechos Humanos... aparte de varias publicaciones y libros de estilo, que lo recomiendan. Igual es lo más difícil de asumir por parte de los medios y de la sociedad.

— ¿Es tan grave decir sólo ´ciudadanos´ y no ´ciudadanos y ciudadanas´?

— Es un poco complejo. Hay que usar las dos terminologías, o intentar ir hacia una más neutra.El sexismo lingüístico es un obstáculo para la igualdad y es necesario elaborar directrices para un vocabulario que se refiera estrictamente a la mujer en las comunicaciones oficiales. Es la manera de que las mujeres estén visibles. Usar solo el denominador masculino no defines a qué sector va dirigido, implícitamente piensas en general.

— Su padre es marroquí, ¿ha estado en Marruecos? En los países árabes sí que tienen mucho que luchar.

— Fuí cuando era pequeña. Pero sí, en los países árabes, en Marruecos también, las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres. Mira en Arabia Saudí. No tienen libertad de movimiento, no pueden ni conducir, para viajar solas necesitan un permiso de su marido, no pueden ir por la calle solas o con un hombre que no sea su marido, porque presuntamente ya están cometiendo un acto inmoral... En el artículo 14 dice que todos tenemos los mismos derechos ante la ley y el artículo 9.2 dice que como esa igualdad formal no existe hay que hacer lo posible para que exista y remover obstáculos y medidas para que la igualdad sea real y efectiva. Y uno de los pocos momentos en que somos todos iguales es cuando vas a votar. Y en Arabia Saudí ni siquiera tienen eso. Cada cual tiene su reto. En el mundo occidental tampoco existe la igualdad y tenemos que avanzar en los derechos sociales de la mujer.

— ¿Cuando las mujeres de estos países emigran, con sus familias, a España, ganan más derechos y libertades?

— Lo que sí suele ocurrir es que los hombres se relajan más. Cosas que a lo mejor no les dejarían hacer en sus países de origen aquí sí que les dejan, sobre todo por la presión familiar. Allí el hombre tiene que dar una imagen y demostrar que es el jefe de la familia y que toma las únicas decisiones, aunque luego no sea así, pero aquí se relajan y las mujeres van haciendo muchas cosas aquí que allí no podrían hacer. Aún así, hay cosas difíciles de cambiar.

por cultura.