Control C. Control V. Copypaste. O dicho en nuestra lengua y con todas las letras: copiar y pegar. Si al leer estos dos verbos no ha pensado en tijeras y pegamento, está en la era digital. Copiar y pegar textos a golpe de teclado o ratón es un hábito (en ocasiones peligroso) que se ha instalado con facilidad en nuestra rutina de trabajo con el ordenador. Los más pequeños de la casa, los ´nativos digitales´, por supuesto ya lo tienen interiorizado.

Este curso ha estado marcado por la llegada de más de 24.000 ordenadores portátiles a las clases de 5º y 6º de Primaria. Este puede ser el punto de partida no sólo para cambiar las formas de aprendizaje y lograr que los chavales se motiven más; también puede ser la manera de evitar que los niños se conviertan en analfabetos digitales. Y es que a nivel técnico puede que los jóvenes vuelen en comparación con los más mayores; pero tienen que aprender a mirar por dónde van, a razonar y a expresarse bien. El curso finaliza y llega el momento de hacer balance sobre los cambios que han sufrido los métodos de enseñanza, los alumnos y los profesores y de evaluar qué ha fallado y qué hay que potenciar.

"Tenemos que cambiar esta tendencia del ´copiar y pegar", sostiene Aina Gonzàlez, tutora de 5º curso y coordinadora de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el colegio público Marian Aguiló de Palma, "lo importante es que razonen lo que hacen, yo por eso siempre les pido que expliquen por qué dicen o hacen una cosa u otra; en internet es más fácil dejarse llevar sin pensar", razona esta mujer que ve obvio el cambio del papel del profesorado en el aula.

Las clases magistrales y el docente que se presenta como única fuente del conocimiento no tienen cabida en la enseñanza del futuro (ni en la del presente). Hablamos de internet y de nuevas tecnologías y ellos casi casi han nacido haciendo ´doble clic´: ¿Qué y cómo enseñarles?

"Siempre hay tres o cuatro alumnos que saben más que tú y a estos les ponemos de ayudantes", explica González. Ella se ha encargado de enseñar a otros docentes a manejarse con los nuevos portátiles y con las pizarras digitales y se ha encontrado con que "les cuesta más aprender a los profesores que a los niños". Ahora el profesor se ha convertido en "un guía-orientador", alguien que les enseña "a ser críticos", a cribar, a saber dónde buscar y "a empezar a redactar". Una de las primeras cosas que les tienen que inculcar es que "la Wikipedia no es Dios", bromea la tutora.

González puntualiza que hay cosas que los chavales manejan con los ojos cerrados, véase Messenger o Tuenti (totalmente prohibidos en el aula), pero hay otros aspectos que les cuestan mucho más, como utilizar bien el corrector ortográfico, redactar un mail como toca o gestionar bien los archivos.

Algo que por ejemplo les ha supuesto muchas dificultades y esfuerzo ha sido la creación de su propio blog. Porque todos los alumnos de 5º y 6º de Primaria del Marian Aguiló han contribuido a aumentar el universo de la blogoesfera con su blog personal, hecho como ellos han querido, con su foto, y en el que van colgando algunos de sus trabajos, vídeos de actividades, deberes... Al principio fue difícil, pero ahora es de lo que más orgullosos se sienten.

"La costumbra de ´copiar y pegar´ genera algo gravísismo en nuestros alumnos: grandes carencias para usar el lenguaje oral y escrito", advierte Jaume Sureda, catedrático del departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la Universitat y autor de numerosas investigaciones sobre el nivel de alfabetización digital de los alumnos de las islas. "Es importante que se sepan expresar", señala Sureda, quien recomienda un libro de Nicholas Carr para entender las consecuencias negativas de un mal uso de la red: Superficiales ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?.

¿Y qué está haciendo? "Configurar un cerebro superficial, si no se está al tanto", apunta el académico: "Si no se les enseña bien es cuando llegan los alumnos a la universidad pensando que hacer un trabajo es sólo recopilar información, sin razonar ni crear".

Eso es lo que intentan evitar profesores como Aina González y su compañera Margalida Barceló. Esta última destaca algo que considera clave sobre la llegada de los portátiles a las clases de Primaria: "Equilibra su mundo cotidiano con la escuela". Es decir, lleva a la clase algo que luego ellos utilizan con normalidad y soltura en sus casas, algo con lo que están familiarizados.

Y eso es algo tremendamente motivador. Las dos docentes lo explican, pero no hace falta que digan nada. Basta con mirar las caras de absortos de los niños ante una presentación con diapositivas y con voz sobre las partes de las plantas y las flores. No hablan. Casi ni parpadean. Cualquiera diría que están en clase de Science (la hora de Conocimiento del Medio que reciben en inglés). Pero lo están. Y encantados. También les gusta salir a la pizarra (digital) en la que en lugar de tiza, pueden utilizar su mano para medir ángulos con semicírculos virtuales o dibujar triángulos con un puntero.

"Podemos hacer más trabajos y es más divertido", dice Núria; a Josep le parece que trabajar con los ordenadores es "más fácil". A Natasha le gusta "no tener que ir a la clase informática". Josué disfruta "buscando las cosas por internet" mientras que a Esperanza le agrada que los profesores les indiquen "qué webs visitar".

Dani valora que las clases "son mucha más activas" y a Hugo le gusta cuando los días que acaban pronto les dejan "jugar a juegos de pensar". A Emma le tranquiliza que a través de la cuenta de Gmail que todos se han abierto pueden consultar sus dudas con la profesora una vez que ya están en casa haciendo los deberes. A Vianneli, y casi a todos los demás, les encanta su blog: "Es como un pequeño diario". Aseguran que no usan los portátiles para mirar cosas que no deben: "Ella [refiriéndose a la profesora] lo ve todo". Efectivamente, González en su ordenador tiene un programa para poder ver qué están haciendo los chavales en todo momento.

La fascinación de los jóvenes con los ordenadores e internet motiva, pero también puede convertirse en algo peligroso: ¿Acabarán rehúyendo del bolígrafo y el papel y de los libros de consulta? Para evitarlo, Aina González les enseña también a utilizar las enciclopedias y los diccionarios. "Decir ´es que no tenía conexión´ no puede ser una excusa para no hacer los deberes", razona. Para que no se olviden de los recursos tradicionales incluso los llevaron de excursión a la biblioteca de Can Sales, donde todos se hicieron socios.

En este ´cole´ usan los portátiles en las clases de Matemáticas, Catalán, Conocimiento del Medio e Inglés.Cada chico se encarga de coger y dejar sus terminal, mouse y cascos (todo debidamente numerados) del armarito especialmente diseñado para ello; una especie de taquilla con ruedas que tienen dispositivos para cargar todos los ordenadores a la vez y, por supuesto, cerrado con llave.

No hay que olvidar que en lo que llevamos de año ya han sido sustraídos más de un centenar de estos dispositivos de los colegios de las islas (afortunadamente asegurados por el Govern, quien gastó 13,5 millones llegados del Ministerio en esta primera fase de la ´escuela 2.0´). Aún así, González cree que ha sido un acierto no dejar que los chavales se lleven los ordenadores a sus casas, pues también atraería a los ladrones saber que los niños de once años llevan un portátil en la mochila. Fernando Martín, presidente de la federación de asociaciones de Padres COAPA, cree que esto se tendría que haber decidido según el contexto de cada centro.

Martín, como representante de los padres de alumnos, hace una valoración con reservas de este primer año. Y es que, señala, "no es sólo meter los ordenadores y ya está, hay que ver qué se hace con ellos", apunta, "hay profesores que están motivados con las nuevas tecnologías pero otros usan los ordenadores para seguir haciendo dictados", apunta. La implicación del profesorado es clave. González lo confirma: "Tienes que echarle muchas ganas y mucho trabajo en casa", señala, "no puedes improvisar, tienes que tener buscadas las páginas y los recursos que les vas a presentar". Además, la enseñanza es más personalizada y eso también supone un esfuerzo extra: "Por ejemplo, si un niño tiene problemas con los decimales yo me encargo de buscar alguna página específica para que trabaje con ella".

En el Marian Aguiló hace tiempo que saben que el futuro de la enseñanza para por la tecnología, pero en otros colegios "ni han sacado los ordenadores de los armarios", según le dijo a esta profesora uno de los instaladores de las pizarras digitales. Aina González hecha en falta más formación y recursos por parte de la conselleria. Se queja de que sólo recibieron dos horas de clase en junio del año pasado y no volvieron a tener los portátiles hasta finales de octubre. "Y llegó todo en cajas, y ya te arreglaras con los ordenadores, para montar los armarios... y para aprender a usar la pizarra, porque la formación nos llegó un mes y medio más tarde", lamenta. Sureda lo advierte: "Sin formación específica para los profesores la medida está condenada al fracaso", augura.

A pesar de los problemas iniciales y del sobresfuerzo y aunque aún es pronto para valorar los efectos en el rendimiento de los alumnos, la coordinadora de TIC del Marian Aguiló hace un buen balance: "Esto es un gran cambio a mejor". El curso que viene la medida llegará a 1º y 2º de Secundaria. El desafío continúa.