El fiscal Anticorrupción, Miguel Ángel Subirán, solicitó ayer a la juez que declarara la imputación de una mujer de origen chino, propietaria de una empresa de exportación, que afirmó que había financiado la construcción de un templo de meditación en la localidad de Búger. Esta mujer fue citada por el abogado Gabriel Garcías, defensor del antiguo ingeniero del Consell Insular, Francisco Orejudo, que está imputado en el llamado caso Peaje. La fiscalía sospecha que el ingeniero, que era el encargado de controlar la obra de la nueva carretera de Manacor, logró que la constructora financiara la construcción de este templo, que fue levantado en unos terrenos propiedad de su pareja sentimental. Orejudo ha negado estas acusaciones y ha afirmado que la obra se ha pagado con las aportaciones de los socios de un grupo que forman parte de una asociación internacional dedicada a la meditación.

La mujer, que se desplazó a Palma desde Taiwán, afirmó ayer ante la juez Ana San José que desde el año 2004 y hasta la fecha había financiado la construcción de este edificio con una aportación económica de unos 300.000 euros. Explicó que fue una entrega aplazada en dinero en metálico, casi siempre en dólares, y que fue ella personalmente quien transportaba este efectivo cada vez que se desplazaba a Mallorca para asistir a los encuentros de meditación que se celebraban en el tiempo. Reconoció al fiscal que nunca declaró a las autoridades españolas la entrada de este dinero, si bien insinuó que eran cantidades económicas de poca importancia para su capacidad económica. Aclaró que siempre solía viajar a Mallorca acompañada de varias personas, y que entre todos se repartían el dinero, por lo que consideraba que no debía declararlo a las autoridades. Reconoció al fiscal que nunca realizó transferencias bancarias para financiar los pagos por la construcción. Ante estas palabras el fiscal Anticorrupción consideró que la empresaria asiática había podido cometer un delito de control de cambio, al no haber declarado la entrada de tanto dinero cuando se desplazaba a Mallorca.

La juez también tomó declaración a otro seguidor de este grupo, un empresario de origen holandés, que afirmó también que había financiado la construcción con unos 50.000 euros.

Por otra parte, durante la mañana de ayer también declararon los propietarios de dos fincas ubicadas en los alrededores de la carretera. Uno de ellos confesó que había regalado un cordero al celador de obras, Biel Mestre, por haberle gestionado la reparación de una pared. El otro, un farmacéutico de Manacor, confesó que habían depositado en su finca más de 100 descargas de tierra y que no había pagado nada a cambio.