El Centro de Fecundación In Vitro de la Clínica USP Palmaplanas (CEFIVBA) acoge, desde el próximo jueves, el VI Congreso Nacional de Reproducción Asistida, ANACER. El doctor Darder fue miembro del equipo de este centro que, en 1986, consiguió el primer bebé nacido por fecundación in vitro en las islas y situó a esta comunidad como la segunda del país en conseguir este hito tras Cataluña. A finales de agosto este bebé cumplirá 25 años.

—¿Cuánto cuesta un tratamiento de fecundación in vitro?

—Oscila entre los 3.000 euros de un tratamiento convencional y los 5.000 del método que requiera de una microinyección espermática.

—¿Qué les diferencia?

—En el primero introducimos en un pocillo los óvulos y los espermatozoides. Son necesarios al menos 200.000 espermatozoides por cada óvulo. Luego se introduce el pocillo en una incubadora durante dieciocho horas tras las cuales comprobamos si se ha producido la fecundación. El siguiente paso es observar los embriones durante dos o tres días para cerciorarnos de que todo marcha bien y luego los colocamos dentro de la matriz.

—¿Cuántos embriones introducen?

—La ley permite un máximo de tres y, en nuestro centro, introducimos como máximo dos. Si hay más, el resto los vitrificamos (congelamos). Y si no conseguimos el embarazo a la primera, descongelamos estos embriones de dos en dos para seguir intentándolo sin repetir todo el proceso.

—¿Y las inyecciones microespermáticas?

—Es el tratamiento que usamos cuando el semen está alterado. Inyectamos un único espermatozoide en un óvulo y repetimos el proceso: a las dieciocho horas de incubadora comprobamos si se ha producido fecundación y, si es así, lo introducimos en la matriz.

—¿Y en estos casos? ¿Cuántos embriones introducen?

—Los que nos recomiende el biólogo, que dependerá de la capacidad de implantación del embrión y de su capacidad de diálogo con el endometrio, la capa que cubre la matriz por dentro.

—¿Con dos embriones se pueden llegar a concebir trillizos?

—Es posible porque de un solo embrion pueden salir gemelos y del otro otro bebé, pero es algo muy poco probable. En mis más de 25 años de experiencia no he tenido ningún caso así.

—¿Se ha notado un descenso en los tratamientos en estos años de crisis económica?

—La verdad es que sí. El mayor descenso de tratamientos lo detectamos a lo largo del año pasado pero en lo que llevamos de este ejercicio parece que se están recuperando la cifras habituales anteriores a esta recesión.

—¿Qué otro tipo de soluciones ofrecen a las mujeres que quieren quedarse embarazadas?

—Ofrecemos un servicio que consiste en preservar la fertilidad de mujeres que van a recibir un tratamiento oncológico. Le congelamos los ovocitos para que, una vez que hayan superado el cáncer, para lo que en la mayoría de las ocasiones hay que pagar el peaje de quedarse estéril, podamos usar sus propios ovocitos y así pueda volver a quedarse embarazada. Y, como en los casos anteriores, la congelación la hacemos mediante la técnica de vitrificación, que nos da una mejor tasa de supervivencia del óvulo en el momento de descongelarlo.

—¿Cuáles son las variables que condicionan las posibilidades de quedarse embarazada?

—Fundamentalmente dos: la edad de la mujer y la calidad del semen. Respecto a la primera, la franja más adecuada es entre los veinte y los treinta años, donde se alcanzan unas tasas de embarazo superiores al 50%.

—¿Tienen programas de donación de óvulos?

—Sí, recurrimos a chicas jóvenes y sanas como donantes de óvulos. Al estar nuestro centro (la clínica Palmaplanas) cercano a la Universidad, tenemos a un buen número de donantes universitarias.

—¿Les remuneran de alguna manera?

—La legislación estipula que la donación ha de ser completamente altruista pero, dado que las donantes han de venir durante ocho días seguidos a la clínica para recibir un tratamiento hormonal, y nosotros lo estipulamos así para asegurarnos de que se toman toda la medicación, y que luego han de pasar otros dos días por el quirófano para la punción, pues les recompesamos por estas molestias y esta disponibilidad.

—¿Cuánto cuestan estas molestias?

—Solemos recompensarlas con unos ochocientos euros.

—¿Y de semen?, ¿tienen donantes?

—El semen lo captamos en Barcelona, nos lo envían de una clínica de allí por una sencilla razón: el volumen de la población. No es lo mismo recoger el semen de 600.000 posibles donantes que de los 6 ó 7 millones de habitantes de Cataluña. Así evitamos la probabilidad de que se repitan embarazos con el semen de un mismo padre.

—¿Qué otros requisitos aplican a la donación de semen?

—Una vez que el donante ha producido cinco embarazos, es descartado para nuevas donaciones. Una vez recogido el semen, es sometido a exhaustivas analíticas para descartar cualquier anomalía, tras lo cual es congelado por seis meses. Al término de este periodo se vuelve a analizar para descartar cualquier problema antes de ser usado finalmente.

—¿Las remuneran?

—Reciben una pequeña compensación al dar la muestra, pero nada que ver con la que perciben las donantes de óvulos porque la operación es mucho más sencilla.