En el casco antiguo de Palma ya no quedan gangas. O eso dicen quienes las venden, que aseguran que la fiesta de precios de ocasión se ha acabado. "Hay quien sigue esperando, pero en el centro de Palma no hay suelo, así que los precios ya se han ajustado. Y estamos vendiendo. Con esfuerzo, pero vendemos", asegura el responsable de la inmobiliaria Palau Reial, que conoce al dedillo los datos del sector. Los más precisos son los de la sociedad de tasación Tinsa, que ofrece una radiografía esclarecedora de la evolución del mercado inmobiliario por barrios. En ella se observa cómo los precios dejaron de caer ya en 2010 en casi toda la ciudad de Palma, hasta el punto de que los pisos de zonas como el Casco Viejo, Ciudad Jardín y las zonas más céntricas de las calles Aragón y Manacor se apuntaron subidas superiores al 5%.

Así que encontrar gangas en el centro parece difícil. Las oportunidades por precio hay que buscarlas en zonas más alejadas, las más castigados por la crisis, barrios de trabajadores como es Pont d´Inca o Son Gotleu, donde la caída de precios del año pasado superó el 11%. Algo parecido pasa en en sa Indioteria, donde el ladrillo se ha devaluado de media un 7,6%. Coincide además que estas zonas son las más afectadas por la ola de desahucios por impago provocada por la escala del paro. De ahí que sea el ladrillo de estos barrios el que se le atraganta a los bancos y cajas que en su día dieron hipotecas a quienes no podían pagarlas.

"No hay mercado del suelo"

En ese atracón de pisos devaluados que se ha dado la banca empiezan a explicarse las bajísimas cifras de edificación. Nunca se construyó tan poco, algo que los promotores achacan directamente a la propia banca. La ecuación es sencilla: bancos y cajas no dan créditos más que para vender sus pisos, así que el promotor que tiene suelo y dinero para construir prefiere esperar a un momento en el que sus clientes puedan conseguir financiación para comprar. Y el promotor que precisa financiación para construir ha dejado ya de intentar que la banca acepte darle crédito para levantar pisos que competirán en el mercado con los que se ha comido la propia banca. Por eso 2010 fue el año en el que menos pisos se empezaron y el que menos viviendas vio terminar. Y eso pese a que el precio del suelo sigue cayendo: desde que comenzó la crisis ya ha bajado un 29,5% en Mallorca (hasta lo 248,5 euros por metro urbano). "En realidad lo que ocurre es que no hay mercado del suelo. Nadie está comprando suelo ahora", explica el presidente de los promotores.

Tan cerrado está el mercado por culpa de la falta de financiación que agencias y promotores se han dado al ingenio. La tendencia de moda es ofrecer alquileres con derecho a compra, opción que triunfa con pisos de hasta 200.000 euros. Hay varios modelos, explican las inmobiliarias: unos permiten descontar del precio lo pagado de alquiler en los primeros años (o parte de ello), otros fijan contratos largos, a veinte años, con un precio de alquiler ligeramente más elevado, que cumplido un período deja el piso en manos del arrendador. "Es el futuro. España va por detrás en esto, pero con estas condiciones financieras tenemos que ser creativos y cambiar de chip", asegura Domingo Chaparro, agente que sabe que los tiempos de la hipoteca fácil y el 120% de financiación han pasado a la historia. Al menos hasta la próxima burbuja.