Guillerme Vázquez se llama como el líder del nacionalismo gallego pero ni cobra lo que él, ni vive ya en Galicia, ni ha ganado más de 800 euros al mes en los cuatro años que han pasado desde que dio con sus huesos y proyectos en Mallorca. Y eso que Guillerme ha trabajado ya en una docena de puestos desde 2007. Casi todos eran de la misma empresa, que le contrató varias veces para hacer las mismas reformas. Y gracias. Porque en su odisea laboral por las islas de los 144.000 parados Guillerme ha cruzado unos cuantos desiertos: pintó paredes, dibujó carteles, arregló muebles, repartió cajas, limpió obras, instaló ADSL y repuso estantes de almacén por sueldos siempre inferiores a los 800 euros brutos mensuales que le pagan hoy por juntar ladrillos.

"Ahora estoy como dios", resume irónico, sabedor de que el sector de los chaperones está hecho unos zorros. Y el tiene contrato. Muy mal pagado, sí, pero contrato. Cotiza y cobra. Come y paga un techo compartido. A veces hasta chupa unas cervezas con los amigos. Y en Navidad sacó para un billete de avión en el que irse a casa, a su ría de Vigo natal. "Esto es sencillo: en el paro cobraría más o menos lo mismo, pero esta crisis igual se acaba en un año que dura doce, y yo no quiero gastar la última bala antes de que la cosa se ponga fea fea". Así que Guillerme traga y asume el cliché que le suelta el periodista. Todo sin perder el humor negro que le ha legado la crisis. "Soy inframileurista, sí, pero es mejor ser inframileurista que comer en los contenedores, como hacen muchos que están peor. Por ahora como mierda, pero no en el plato".

Y no exagera. Son muchos los que están mal. Más que nunca. Porque nunca hubo tantos mileuristas en Mallorca. Tampoco estuvieron jamás tan nutridas las filas de ese grupo de trabajadores antes residual que en esta crisis ha engordado hasta el punto de tener nombre propio: los llaman inframileuristas y, como Guillerme, cobran menos de 750 euros al mes. Eran 128.905 en 2007 y son ya más de 141.000: 12.000 trabajadores más cobrando una media de 4.300 euros al año, unos 358 al mes. La mitad del salario mínimo.

Lo certifican los últimos datos de salarios de la Agencia Tributaria, que convierten la herida de los que menos tienen en sangrante con un solo cruce de mundos coexistentes: el de los ricos y el de los pobres. Mientras los inframileuristas se multiplican como setas en la Tramuntana, los que más cobran levantan más euros que nunca. Muchísimos más: estaban en 134.487 euros de media cuando comenzó el baile en 2007 y ya van por 146.437. Casi nada: los directivos, mandos superiores y profesionales mejor pagados han visto así su sueldo engordado casi un 10% en una recesión que empezó arriba y se paga abajo.

Pocos ganan, muchos pierden

La brecha se abre así por los extremos y se hace abismo por el medio. Por la clase media, menos media que antes y más baja que nunca desde que el euro llegó a Balears. La Estadística de Declarantes del IRPF que cada año elabora Hacienda describe en su última edición una sociedad balear que avanza hacia un pasado en el que los ricos eran pocos y muy ricos, mientras los pobres eran muchos y muy pobres. Eran y son. La fisura se hizo grieta en 2008 y se agravó durante 2009, a la espera de que los datos de 2010 certifiquen lo que parece un abismo en toda regla.

Un ejemplo: con lo que cobran de media un directivo, un gerente o un ejecutivo de los que tributan en Mallorca en el tramo más alto del IRPF daría para pagar a 34 trabajadores inframileuristas. Con esos 146.437 euros al año que se meten en la saca los que más mandan a razón de dos millones de las antiguas pesetas al mes salen adelante 34 vidas: 34 economías de subsistencia por cada afortunado de yate, coche de lujo y mansión.

Y sin embargo la crisis se ceba con los de abajo y no con los de arriba. Aunque sea más fácil despedir a uno que a 34, se despide antes a 34. Lo denuncian los sindicatos y los datos de los últimos tres años les dan la razón. La crisis condena así a mileurismo a Guillerme y agujerea el bolsillo del hoy mileurista Mateu Carrau, oficial carpintero de primera categoría al que hace un año y medio le hicieron una oferta que juzgó irrechazable: o él y sus dos compañeros aceptaban bajarse el sueldo de 1.800 euros al mes a menos de 1.100 o se iban los tres a la calle. ¿Adivinan qué pasó? "Aceptamos los tres. Mi jefe sabía como nosotros que hay un montón de gente sin trabajo, así que con eso te bajas los pantalones".

Pantalones bajados

O te los bajas o te los bajan, dice Mateu. Queda claro en la evolución de la clase media desde que comenzó la crisis. El grupo de baleares que ganan entre 1.200 y 3.500 euros se redujó dramáticamente en tres años, en los que la clase media perdió 32.531 efectivos: tres veces la población de Andratx. O la mitad de lo que aumentó el paro en los últimos tres años. Y no es el dato lo más descriptivo, sino su desglose: de esos 32.531 trabajadores de clase media desaparecidos de la estadísticas de salarios dignos, el 99,2%, o sea 32.279 se concentraban en el tramo de los que cobran entre 1.200 y 2.200.

Porque mientras la clase media baja se hace baja, la clase media alta aguanta el tipo: los mallorquines que cobran entre 2.200 y 3.500 euros al mes son casi los mismos que antes de la crisis. Y encima cobran de media más que cuando el agujero financiero mundial comenzó a abrirse bajo los pies de casi todos. Aunque esa invulnerabilidad de la clase media alta ha empezado a desvanecerse. Lo advierte el secretario de Acción Sindical de UGT, Manuel Pelarda, que asegura que en los últimos meses la sangría que arrasó primero a las clases más bajas y convirtió después a la clase media-baja al mileurismo ha empezado a chupar de las venas de los cargos y mandos intermedios. "Las empresas primeron se cargaron a muchos soldaditos, pero ahora empiezan a rodar cabezas de comandantes y generales", afirma.

Las profesiones peor pagadas

Aunque esa realidad no se plasma en las últimas cifras de Hacienda, en la que no hay datos salariales de 2010. Sí se observa en cambio la conversión de la clase media en baja de la que habla Pelarda, que detalla que las peores condiciones laborales se están dando entre el personal de limpieza, construcción y comercio. "A las trabajadoras de limpieza que antes contrataban por ocho horas ahora las cogen por seis, y en la construcción hay tantos trabajadores en paro que se aprovecha para bajarles los sueldos a lo bestia. El deterioro es tal que a la gente no le queda otra que tragar con lo que sea", se lamenta el sindicalista. Y más se lamenta Maria Guasch, trabajadora de limpieza que cada noche limpia cinco restaurantes de arriba a abajo para llevarse al mes menos de lo que marca el convenio. "Me dan 650 euros. Y los coges porque no tienes otra opción: hay un montón de chicas dispuestas por menos", resume con la amargura que da el conocimiento: "Sé que la empresa gana más. Tienen los mismos clientes, han subido los precios y nos pagan menos, tu dirás".

Lo que no sabe Maria es que mientras su sueldo se encoge, el que más sube es el de los asalariados de los niveles más altos: los que ganan más de 65.000 euros al año han visto aumentado su poder adquisitivo en un 9% al año. La contención salarial que predica la patronal no se aplica a los patrones. Pero sí a los curritos de base de Balears, comunidad en la que en 2010 se perdió poder adquisitivo por primera vez en este siglo. Se perdió por los asalariados y por los autónomos, más mileuristas que nunca.

Hablan los datos: hoy la mitad de los trabajadores de Balears (un 46%) cobran menos de 1.100 euros. La proporción se eleva rápidamente si se sube un poco el salario: 290.187 currantes de las islas de los 144.000 parados cobran menos de 1.500 brutos al mes. Son el 61% de la población. Aunque puestos a indignar por la vía de la comparación, quédense con un cruce de datos urticante: las escasas 8.613 personas que ganan más de 65.500 euros al año (a razón de 102.589 euros de media) se embolsan ellos solitos 883 millones, muchos más que los 608 que se reparten al año los 141.328 inframileuristas o los 769 que juntan los 71.093 mileuristas.