Coches de segunda mano, baratos y sin extras. Los residentes en Balears ya no buscan la ostentación a la hora de adquirir un nuevo automóvil y se limitan a cubrir una necesidad para sus desplazamientos, según admiten las empresas del sector. El resultado es que en estos momentos se venden en las islas más vehículos de segunda mano que nuevos, según afirma el presidente de la patronal isleña de concesionarios, Miguel Pastor.

Los datos facilitados por esta organización empresarial destacan que en la actualidad se venden entre un 10% y un 20% más turismos usados que sin estrenar, lo que supone colocarse en unas cifras anuales de unos 29.000 de los primeros frente a los 26.000 de los segundos. La causa no hay que buscarla en un incremento en la comercialización de los usados, ya que ésta ha mostrado una cierta estabilidad a lo largo de la crisis, sino en la fuertísima caída en la demanda de los nuevos, de los que en 2007 se vendieron unas 50.000 unidades en las islas, cifra que se ha recortado a la mitad.

Entre los representantes del sector existe una total coincidencia a la hora de describir los cambios que se han dado, según los datos facilitados por Miguel Pastor; Juan Vidal, de Motor 10; Amador Garcías, de Proa Ocasión; y Miguel Miñano, de Mil VO. En primer lugar, se afirma que el número de coches usados que se venden en Balears se mantiene prácticamente sin cambios durante los últimos años, frente a al citado descenso de los vehículos nuevos. Pero no ha pasado lo mismo con los precios. Porque los fuertes descuentos que se han ido ofertando en este último segmento también ha arrastrado a la baja el valor de los automóviles de ocasión.

Así, se recuerda que si ahora a partir de 12.000 euros se puede acceder a algunos modelos muy conocidos de turismos nuevos, difícilmente se va a encontrar a un cliente interesado en pagar más de 8.000 o 9.000 euros por un automóvil de segunda mano.

Pero la responsabilidad no es exclusivamente de los descuentos que se han aplicado sobre el producto nuevo. Los propios empresarios especializados en la segunda mano han entrado en competencia en esta materia, hasta el punto de llegar a ofrecer automóviles sin margen de beneficio para que sirvan como "gancho" para atraer a la posible clientela, según se reconoce. Y una vez que uno pone en marcha una estrategia de precios a la baja, los demás se ven obligados a seguirla.

En estos momentos, la demanda se centra en los turismos cuyo coste oscila entre los 3.000 y los 7.000 euros. "Si alguien viene a ofrecernos con automóvil de gama alta, como un BMW de 10 años, no se lo podemos aceptar porque después no vamos a poder darle salida", asegura Miñano, que destaca los problemas con los que se encuentra para encontrar un comprador para "un Seat León superequipado" debido a su precio.

La clave: el precio

Y es que ese factor precio se ha convertido en clave. El fuerte endeudamiento de las familias, o la pérdida de poder adquisitivo que ha conllevado la crisis, hace que en estos momentos se intente gastar lo menos posible en lo que ha pasado a ser un simple medio de transporte, dejando de lado cualquier ostentación, según subraya Amador Garcías.

La prueba de ello es que ahora ya nadie quiere extras en el automóvil. Cuanto más simple y más barato es el modelo, mejor, asegura Miguel Pastor. El resultado es un fuerte recorte en los márgenes de beneficio con que estas empresas se ven obligadas a trabajar, apunta Juan Vidal.

La caída que se ha registrado en los citados márgenes empresariales explica la desaparición de algunos de estos negocios en las islas, y deja la puerta abierta a que estos cierres se sigan incrementando durante los próximos meses, en opinión del propietario de Mil VO.

Sin embargo, se intenta no caer en el pesimismo. Así, no se oculta que existe la esperanza de que la reactivación turística prevista para este año conlleve una mejora en los ingresos de muchos isleños, que a su vez impulse a una demanda con capacidad para unos desembolsos que ahora son muy limitados.

Pese a ello, no se oculta que existe una traba más que notable: la financiación. Sobre este punto, se recuerda que antes de la crisis las entidades financieras concedían créditos con enorme facilidad, lo que favorecía la adquisición de vehículos de gama alta, incluso por encima de las posibilidades reales de algunos consumidores. Ahora la tendencia es la opuesta, ya que las facilidades son mínimas, lo que obliga a muchos clientes a decantarse por los coches de gama inferior.