Los responsables de la Congregación de Padres Paúles en Barcelona y del Arzobispado de Valencia han rechazado pronunciarse sobre las informaciones que han devuelto a la actualidad el crimen cometido hace 40 años por el cura de Inca J.P.B. (fallecido en 2002). El sacerdote asesinó a un monaguillo de nueve años, a pesar de lo cual un compañero de los Paúles de Palma incluye una semblanza suya en un libro sobre misioneros ejemplares que han sido "testimonio" de la fe cristiana. La Iglesia, así, se niega a explicar por qué este cura condenado por el terrible asesinato que cometió en 1971 en Port de Sagunt fue luego vicario en Lleida y, además, se le incluya en el libro 121 Mallorquins como ejemplo.

Mientras que el Arzobispado de Valencia alega que "es un tema de los Paúles" para no pronunciarse, en la congregación de Barcelona se escudan en que este asunto "ocurrió hace mucho y no hay nada que comentar". De este modo la Iglesia guarda silencio mientras el libro 121 Mallorquins, escrito por el también religioso mallorquín Josep Barceló Morey, residente en el convento la Missió de Palma de los padres Paúles, ensalza la figura del cura asesino, quien confesó su crimen.

En el libro se refiere a este asunto como "un problema muy grave que asumió con fortaleza y humildad", lo que ha indignado a la familia de la víctima que exige una rectificación a su autor. "De problema nada, lo que pasa es que mató y violó a un niño de 9 años. ¡A un niño!, ¿desde cuándo eso es tener un problema?", declaraba indignada al periódico Levante-EMV una de las hermanas del pequeño.

Hasta la publicación del libro, la familia creía que el asesino había sido excomulgado y apartado de la Iglesia. Nada más lejos de la realidad. Según relata en su obra Barceló Morey, tras cometer el brutal asesinato "pasó ocho años retirado en Tángel, Alicante y Lérida, en La Bordeta, como vicario". Agrega que su "larga vejez la pasó ayudando hasta que tuvo que pasar a la Residencia de Betania", donde falleció a los 85 años de edad.

El libro, que se publicó en 2004 y fue actualizado dos años más tarde, no ofrece datos respecto a ese "problema muy grave" que tuvo el sacerdote mallorquín. La hermana de su víctima sí lo recuerda perfectamente: "A mi hermano lo violó antes de matarlo el día antes de irse destinado a Barcelona, le dió nada menos que 50 puñaladas y lo tiró por una escalera. Luego intentó tirar su cuerpo a un pozo ciego, pero no le dio tiempo. Así que no hablen de enajenación mental parcial, como decía la sentencia".

Para la mujer, la redacción de Barceló Morey da a entender un mensaje totalmente distinto, ya que "parece que a quien hay que tener lástima y reconocer es a un asesino que fue condenado a 17 años de cárcel y que destrozó a mi familia".

Cuando DIARIO de MALLORCA se puso en contacto con el autor del libro, éste se limitó a contestar , antes de colgar el teléfono sin previo aviso, que no estaba "muy informado" sobre el caso. Después, en el segundo intento de hablar con él, admitió que "sabía alguna cosa" para, de inmediato, atacar a la redactora increpándole de malas formas y dirigiéndole preguntas personales en tono burlón.