Salvo los pocos proyectos ya encauzados, pasará un largo periodo para que Mallorca asista a la inauguración un hotel de cuatro o cinco estrellas de nueva planta. Ningún empresario ha solicitado en esta legislatura una autorización de apertura, confirman fuentes del Govern balear.

La Ley General Turística de las Illes Balears solo permite la construcción de alojamientos de alta gama y previa desaparición de plazas ya existentes. Para conseguir la supresión de estas unidades, lo habitual es que el inversor se las compre a otro empresario a precio de mercado y luego las dé de baja ante la conselleria de Turismo. En esta legislatura, ninguna operación de este tipo ha cristalizado, confirman fuentes del Ejecutivo autonómico.

Bajo esta ´apatía´ empresarial subyace la escasez de parcelas para uso turístico sin construir y su elevado precio. Además, los pocos solares a la venta carecen de la extensión necesaria para satisfacer los servicios que requieren los modernos alojamientos de lujo. El descenso de la rentabilidad de los negocios mallorquines por la competencia de los nuevos destinos, la sobreabundancia de oferta, la crisis económica y la exigencia de adquirir plazas para levantar nuevos hoteles encarecen las operaciones y, a la postre, las paralizan, confirman fuentes especializadas.

Sólo están exentos de comprar plazas antiguas los impulsores de hoteles rurales, agroturismos, establecimientos de cuatro o cinco estrellas integrados en el casco antiguo de los municipios; y los de cinco con unas dimensiones muy rigurosas y con un 70% de trabajadores fijos en plantilla.

Prosperar

Además del desierto de iniciativas de nuevo cuño, pocos industriales se afanan en sumar una manita de ´astros´. Hasta el mes de octubre, la conselleria de Turismo había tramitado dos expedientes de hoteles ya construidos que querían ascender a cinco estrellas. Uno de los aspirantes ostenta actualmente tres estrellas y el otro cuatro. Ambos se encuentran fuera de Palma: en Cala Ratjada y Deià.

Mallorca dispone en la actualidad 30 hoteles y hoteles-apartamentos de la máxima categoría. Seis de ellos se emplazan en Ciutat, pero ninguno en la Platja de Palma. Entre los años 1991 y 2009, las plazas hoteleras de cuatro y cinco estrellas crecieron en el conjunto de Mallorca un 250%. En el caso de Platja de Palma este incremento fue tan solo del 14% sin ninguna plaza de cinco estrellas, apuntaba recientemente Javier Rey-Maquieira, profesor de Economía Aplicada en la UIB en un artículo.

Los 30 alojamientos de alta gama actuales se distribuyen, según la conselleria de Turismo, entre Palma (6), Calvià (5), Sant Llorenç (3), Pollença (3), Capdepera (3), Llucmajor (2), Santanyí (2), Muro (2), Son Servera, Sóller, Felanitx y Andratx. Uno de los últimos en ver la luz fue el exclusivo Cap Rocat, en Llucmajor. Su mentor, Antonio Obrador, tardó casi una década en rehabilitar esta espectacular fortaleza, construida entre 1898 y 1902 tras la pérdida de Cuba y Filipinas. El establecimiento ofrece un total de 24 habitaciones que dan servicio a 40 personas. Las suites ocupan las antiguas troneras de los cañones al borde del acantilado. La firma MHM gestiona el complejo.

Otra instalación de megalujo concebida hace años es la que edifica el grupo dubaití Jumeirah, en el Port de Sóller. Después de repetidas dilaciones, fuentes de la compañía aseguran que abrirá las puertas de sus 92 habitaciones, 25 suites a finales de 2011.

La otra cara

Frente a este mundo de prestigio, en Mallorca proliferan los establecimientos obsoletos que subsisten a trancas y barrancas y los que han cerrado sin que conste a la Administración su renuncia. El nuevo equipo de la consellera Joana Barceló realizó una ´batida´ para sacar a la luz los negocios que han dejado de operar desde hace años pero que todavía no han tramitado su baja ante la Administración.

El Ejecutivo autonómico se ha topado con 51 establecimientos de los cuales, 46 ya podrían estar dados de baja porque sus propietarios no tienen intención de recuperar la actividad. En total, suman 2.635 plazas.

Su desaparición definitiva se producirá en un plazo de seis meses, previa audiencia de los dueños. Estos establecimientos, al no encontrarse operativos, no suponen un peligro para la competitividad del sector, como sí ocurre con los alojamientos más obsoletos que se sustentan en precios reducidos que empujan a la baja al resto de los negocios mallorquines.

En este sentido, los industriales han reclamado al Govern autonómico saliente de las próximas elecciones, "un ambicioso plan de reconversión que asegure el mantenimiento de la industria, y el modelo de turismo basado principalmente en la oferta hotelera reglada".