Confirmado. La Universitat de les Illes Balears (UIB) tendrá que encarar el 2011 con un 7,5% menos de presupuesto, un agujero de 4,650 millones. La noticia llegó una hora de realizar esta entrevista. Los encargados de los números y las cuentas de la UIB, esto es, la gerente, Begoña Morey, y el vicerrector de Planificación Económica, Antoni Llull, se preparan con resignación para pasar el segundo año de implantación de Bolonia con menos dinero que nunca.

—El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas dice que la UIB contribuye a disminuir en un 0,3% la tasa de paro de Balears, ¿no es un porcentaje algo bajo?

—Begoña Morey: No, no. El estudio dice que la gente titulada superior tiene una tendencia a colocarse de manera más rápida, con lo que al global de la población activa afecta en un 0,3%, pero es una tendencia a no estar en paro.

—Por cada euro que se invierte en la UIB, ésta devuelve 3,7 a la sociedad, una cifra más elevada que en otras comunidades, ¿por qué?

— Antoni Llull: Hay varios factores. En primer lugar, porque la remuneración media de los titulados aquí en Balears es superior a la media de España. Y por eso la recaudación por impuestos de renta también es más alta. El consumo es más alto, la recaudación del IVA también... Además, la tasa de actividad de los titulados universitaros aquí también es más alta que en el resto del país. Hay factores que no son tan positivos, como que aquí el número de titulados es muy bajo. Madrid tiene una tasa de titulados que dobla a Balears.

— B.M.: Hay otro factor, las transferencias públicas que llegan. Cuanto menores sean, más se incrementarán estas cuantías.

— ¿La investigación y las patentes traen dinero a casa?

— B.M.: Los ingresos son escasos todavía, pero en los últimos años se ha producido una escalada investigadora y ahora tenemos 26 patentes y 14 están residenciadas en empresas y están pendientes bastantes más. Tenemos investigadores trabajando en áreas especialmente sensibles que pensamos que pueden ser productivas a medio plazo.

— ¿La Universitat le sale barata al Govern?

— A.Ll.: Sí, podría ser una de las conclusiones del estudio. Comparando la financiación de la UIB con la que reciben otras universidades vemos que la UIB es de las peor financiadas. Este estudio pone de manifiesto que la aportación de la UIB, tanto en formación de personas como en investigación y desarrollo, es muy potente. Si lo comparas con los recursos públicos aportados, la rentabilidad es muy elevada. Ahora nos acaban de confirmar las cifras para el año que viene. La media española de cuánto dinero público recibe cada universidad por estudiante en 2007 en la UIB era de 4.184 euros mientras España estaba en los 4.785 euros por alumno, un 15% más. Esta cifra fue mejorando en 2008 y 2009, pero en 2010 comenzó a empeorar. En 2011, nos quedaremos en 4.140 euros por alumno, por debajo de lo que recibíamos en el 2007.

— ¿De cuánto ha sido el recorte finalmente?

— A.L.: Nos acaban de confirmar que será de un 7,5%; esto son 4,650 millones de euros menos. Sumado al hecho de que el número de alumnos ha aumentado sale un efecto perverso: atender a más alumnos con menos presupuesto. Esto nos ahoga bastante.

— ¿Y cuál es el plan?

— A.L.: El plan es sobrevivir con toda la dignidad que podamos. Parte de este recorte, 3,1 millones, serán disminuciones de retribuciones, de gasto de personal. Los profesores y el personal de administración y servicios aplicaremos lo que decía Díaz-Ferran: hacer más trabajo por menos dinero.

— ¿Habrá una bajada de sueldos?

— B.M.: No, se mantienen los de julio. No aumentarán.

— A. L.: Lo que pasa es que esto coincide con la llegada del Plan Bolonia, que es más trabajo y un incremento de alumnado, con lo que... No podremos contratar a todos los profesores que necesitamos, ni mucho menos.

— ¿Cuántos harían falta?

— A.L.: La UIB es una universidad joven y tiene plantillas no consolidadas. Para implantar Bolonia con garantías de calidad y ofrecer todas las plazas que la sociedad demanda queríamos incrementar la dotación de profesores en 2 millones de euros anuales, durante cada uno de estos cuatro años de implantación de Bolonia. Y no lo hemos podido hacer. En la implantación del segundo hemos conseguido no gastar más de medio millón de euros.

— ¿Cuántos estudios tendrán ´numerus clausus´ o limitación de plazas el año que viene?

— A.L.: Probablemente la gran mayoría.

— B.M.: Sí, lo excepcional será que no tengan ´numerus clausus´.

— ¿Subirán los precios para los alumnos?

— B.M.: El precio de las matrículas viene por un decreto marcado por la comunidad autónoma, y normalmente la tendencia es conservadora. Balears no es de las que más los suben.

— A.L.: En mayo el Consejo de Política Universitaria fija una horquilla de precios que es el IPC de abril con cuatro puntos de margen. Y cada comunidad elige qué subida aplica dentro de esta horquilla. Pero éste es un debate que está abierto. Actualmente el estudiante universitario paga el 15% del coste real y hay propuestas para subirlo, pero no como en Inglaterra, donde se ha triplicado.

— Antich estaba en la presentación del estudio sobre la rentabilidad de la UIB, ¿le hizo reflexionar o no se dio por aludido?

— B.M.: El mensaje yo creo que le llegó. Pero a pesar de todo, en estos días de recortes y demás, creo que el president tiene problemas muy graves y muy serios. Nosotros le dimos argumentos a favor, pero es comprensible que tenga problemas para atender los problemas de todos.

— A nivel de infraestructuras, ¿qué es lo más urgente?

—A.L.: La Universitat se colapsará en el segundo cuatrimestre del curso que viene, no habrá espacio. No nos caben los grupos. La planificación está clara. Bolonia implica que todos los grados sean de cuatro años y nosotros aquí teníamos un porcentaje muy elevado de diplomaturas, de tres años. Ahora necesitamos muchos más espacios, que no tenemos. El Edificio Interdepartamental II ya está comprometido y servirá para descongestionar [mientras tenía lugar la entrevista el Consell de Govern aproababa una partida de 11 millones para construir este edificio].

—B.M.: Aparte de éste, tenemos necesidad de más edificios. Tenemos serios problemas para ubicar a los estudios de postgrado y hoy en día estos estudios serán los que determinarán los rankings de las universidades realmente. Y la UIB está apostando muy fuerte por los postgrados, pero no tenemos dónde sentar a los alumnos.

– ¿Se pondrán de moda las aulas prefabricadas en el campus como sucede en los colegios?

— B.M.: Los prefabricados han evolucionado, hay que decirlo. Hay un tipo de construcción modular rápida y que da más garantías de durabilidad que el Aulario, por ejemplo, que ha dado un resultado espléndido, no nos quejamos ¿eh?

— A.L.: La construcción del Interdepartamental podría empezar en los primeros meses de 2011, pero para febrero de 2012 no estará acabado. El otro problema es que el Aulario prefabricado ya ha cumplido su vida útil porque ya tiene 12 años o más. Hay partes podridas y oxidadas y hemos de cambiarlo. La esperanza es que con los cinco millones que nos presta el ministerio de Educación por ganar el premio InnoCampus pues destinaremos una parte para comenzar parte del centro de estudios de postgrado, lo que además nos serviría para desmontar el prefabricado, que está hecho polvo. Pero de cara a febrero de 2012 sí que es una posibilidad recurrir a las prefabricadas, no nos gustaría pero...

— B.M.: En teoría en 2011 recibiremos Ca´n Oleo y está previsto que allí haya aulas de postgrado y desahogarán un poco la situación.

— Pero esta situación de falta de presupuesto quizás no sea el mejor reclamo, ¿no?

—B.M.: Es un problema de crisis interna, pero tanto entidades públicas como privadas están haciendo apuestas por unas becas muy competitivas. Y esto coincide con el hecho de que alumnos extranjeros que antes quizás tenían dificultades para instalarse aquí dos años pues ahora lo puedan hacer.

—¿Es importante la contribución de las empresas a la Universitat?

— B.M.: Sí, pero hay otro tipo de iniciativas privadas, que también ayudan a desarrollar funciones de la Universitat. Hay modalidades contractuales con las que el contratista se compromete a construir y explotar un determinado servicio que podría hacer la Universitat directamente pero que por falta de posibilidades realizamos por la vía privada, creamos así sinergías entre empresas privadas y la Universitat, todo dirigido a un fin común, que es la educación superior. Y en cuanto a catédras, tenemos unas 16 financiadas por empresas. Para una universidad pequeña como la nuestra son bastantes.

— A.L.: Además hay convenios específicos con empresas grandes y bancos y se manejan cantidades importantes. Eso sí, en el conjunto, España no es Estados Unidos. Allí vas y ves ´edificio construido por x´, algo que aquí no pasa.

— ¿En estos momentos la inversión privada podría ser el bote salvavidas?

— A.L.: Es una de las cosas que estamos intentando potenciar. Si miramos la inversión pública en I+D+i los datos de Balears son patéticos, sólo estamos por debajo de Ceuta y Melilla con un 0,38%. Y la desiderata de la Unión Española es llegar al 3%. Estamos a años luz. En Estados Unidos, las empresas aportan el 67% de I+D+i; en España no llega ni a la mitad. En Balears, prácticamente la mitad de I+D+i la hacemos aquí. A lo mejor una parte de lo que es investigación no-básica no tiene una traducción directa en beneficios inmediatos, pero lo que es innovación sí. Todo lo que son clústers, nuevas empresas... Nosotros cada vez tenemos más fuerza en esto. Y con Innocampus se busca ampliar el edificio científico-técnico y crear un laboratorio Universitat-Empresa y poner más máquinas que permitan a las empresas hacer cosas que ahora no pueden hacer, algo que genera actividad económica.

—B.M.: La investigación científica requiere de una infraestructura carísima. Una empresa pequeña difícilmente tendrá los recursos para comprar esas máquinas. Nosotros las tenemos y queremos abrir las puertas para que vengan a utilizarlas. La Universitat es muy sensible respecto a la importancia del I+D+i , y es que es necesaria una base muy fuerte para una sociedad desarrollada. Basta mirar cómo Alemania y otros países salen de la crisis. Han creado una base fuerte que atrae talento extranjero. Casi todo el talento de Europa se ha ido a Alemania.

— ¿Las carencias presupuestarias contribuyen a mantener viva la mala fama de la UIB?

— B.M.: Sí, pero en los rankings estamos muy bien situados. Es una pena esta mala fama. Es una mezcla entre desconocimiento y un prejuicio difícil de romper. Y ése era el objetivo de este estudio del Instituto, que nos ha demostrado que una universidad como esta, en un territorio insular además, tiene mucho qué ver con su desarrollo.

—La producción científica de la UIB se ha triplicado en los útlimos 20 años. Estamos muy por encima de la media española.

—A.L.: Claro, pero esto la sociedad lo ve menos. Lo que ven más es si los estudiantes perciben que los estudios son de calidad o no. Y ahí tenemos un largo camino por recorrer. Es difícil mejorar las cosas con menos dinero. Milagros todavía no hacemos.