Había una vez un investigador que llegó de las Américas. El doctor Francis. Su especialidad, el eje de sus estudios, es el tomate. David M. Francis, del laboratorio de genética y mejora del tomate de la Universidad de Ohio, vino a Mallorca hace unos años a visitar a unos familiares y como era inevitable aquí descubrió uno de los elementos imprescindibles de nuestra gastronomía: el tomate de ramellet. Tiene dos características únicas: crece con poca agua y se conserva durante más de seis meses sin despeinarse. Es el súper tomate, el cultivo ideal. ¿Por qué?

El doctor Francis contactó con un equipo de investigadores de la Universitat especializado en Biología de las Plantas en Condiciones Mediterráneas y liderado por el doctor Hipólito Medrano. Francis les propuso investigar la ´rara avis´ que es el tomate de ramellet. A ello se pusieron con diligencia Miquel Àngel Conesa, Josep Cifre, Jeroni Galmés y Joan Manel Ochogavia. Objetivo: localizar las máximas variaciones posibles. Fueron pueblo a pueblo y payés a payés hasta que lograron más de 200 muestras diferentes.

Gracias a una inversión de la extinta conselleria de Agricultura, los investigadores analizaron y clasificaron todo lo analizable y clasificable de un tomate: registraron las características de las hojas (escanearon miles de muestras), del fruto e incluso les hicieron una suerte de ´pruebas de paternidad´, fijándose en su ADN, algo que sirve para distinguir a los tomates de ramellet de los de ensalada.

Seguro que le ha pasado: ir a comprar una fruta o una verdura al supermercado, llegar a casa probarlo y decir: si esto es un tomate (o una naranja, o una patata), yo soy Carmen de España. En el caso de los tomates de ramellet muchas veces nos dan gato por liebre. Antes podía ser una mera sospecha, ahora Jeroni Galmés y el resto del equipo lo tienen comprobado. Si encuentra tomates de ramellet en pleno abril, desconfíe, porque no es la temporada. Si los ve más grandes, más deslumbrantes y más brillantes de lo habitual, desconfíe: son híbridos. Si cae y los compra, usted se dará cuenta también de lo que varía, ya que las cualidades organolépticas no serán las mismas: el sabor será diferente, no obtendrá el jugo necesario para hacerse el pa amb oli y como mucho durarán una semana (los auténticos se conservan hasta siete meses).

¿Se imagina que todas las verduras y frutas duraran tanto como los tomates de ramellet? Quizás no sea imposible. La durabilidad de los tomates es su principal rasgo definitorio (junto a sus características organolépticas propias) y Conesa, Cifre, Galmés y Ochogavia han encontrado la clave de esta resistencia en una cutícula localizada en la piel externa. Galmés señala que se podrían analizar las propiedades de esta cutícula, estudiar si se puede modificar e introducirla en otros cultivos, como los tomates de ensalada, que podrían conservarse meses. Lo único que falta para abrir esta puerta a un mundo de posibilidades es, como siempre, "el presupuesto".

Este equipo de la UIB está especializado en estudiar cómo resisten las plantas al estrés hídrico. Y en eso el tomate de ramellet también es el capo. Gracias a este proyecto han descubierto que cuanto menos se riega la planta, más dura el tomate. "Si se pudieramos averiguar exactamente el porqué, también se podría aplicar a otros cultivos", apunta Galmés. Pero, de nuevo, hace falta dinero para seguir investigando y los políticos no parecen muy por la labor. "Y sería muy importante", reivindica el investigador, "hablamos del segundo cultivo hortícola que más rendimiento da a nivel mundial y el que más se estudia: gente de todo el mundo se ha interesado por nuestro proyecto".

Hoy los productores locales son los guardianes de las variedades de este tipo de tomate, pues ellos mismos hacen sus propios bancos de semillas. Los autores de este proyecto también han hecho uno con las más de 200 procedencias recogidas para garantizar que estas variedades se conserven durante más de 50 años. Larga vida al tomate de ramellet.