El aeropuerto de Son Sant Joan tiene fuera de servicio desde que se instalaron en marzo de 2005 sistemas básicos para el despegue y aterrizaje de aviones en caso de niebla o lluvia intensas. Según revelan documentos a los que ha tenido acceso este diario, los equipos han sido probados hasta en ocho ocasiones por técnicos de Navegación Aérea y auditores externos sin que su funcionamiento haya ofrecido garantías suficientes como para que sean utilizados.

Los fallos afectan a dos sistemas clave para operar si hay bruma. El caso más flagrante es el del radar de tierra (A-SMGCS), instalado en el año 2005 e inoperativo desde entonces. Y eso que su funcionamiento es fundamental. Lo explica un técnico de mantenimiento del aeropuerto: "Es el radar de superficie, esencial para controlar el movimiento de los aviones, sobre todo cuando la visibilidad es reducida y los aparatos no pueden ser observados desde la torre de control. Lo pusieron en 2005 y dio muchos fallos que no se han subsanado, supongo que por dinero, y el sistema está parado".

Otros aeropuertos como Madrid lo tienen en cambio a pleno rendimiento. Y le sacan partido: su capacidad de gestión de aeronaves se multiplica por cuatro gracias ellos. Aunque en la mayoría de los aeropuertos del tamaño y el volumen de pasajeros de Palma (uno de los veinte mayores de Europa) disponen del radar de superficie y de otro equipo vital que en Mallorca no funciona. Se trata de las barras de parada, un equipo de señalización indispensable para el normal funcionamiento del aeropuerto cuando se dan condiciones de visibilidad reducida y ni siquiera se cuenta con el radar de superficie (que ubica a todos los aviones que hay en ese momento en las pistas). "Sin las barras no vemos. Son fundamentales cuando hay niebla, un fenómeno atmosférico habitual en Son Sant Joan a estas alturas del año. Las barras de parada, para que nos entendamos, son una grandes balizas luminosas que, sin radar de superficie operativo, se convierten en la única opción posible para separa los aviones en pista y evitar incidentes entre ellos. Son la única forma que tenemos de ver los aparatos cuando están en pista. Sin ellas estamos ciegos en la torre, con lo que eso supone para la seguridad aérea", explica un controlador aéreo, que añade que el aeropuerto intentó en varias ocasiones imponer el uso de estas barras pese a que todos los informes técnicos avisaban contra su uso.

La situación llevó incluso a la directora regional de Tránsito Aéreo a reclamar por escrito en noviembre de 2007 a Navegación Aérea y a la dirección del aeropuerto que declararan fuera de servicio las barras de parada, tras meses de fallos cada vez que los equipos se ponían en marcha. "No tenemos garantías del correcto funcionamiento del sistema", argumentaba la responsable, que exigía por ello que se comunicase a las aerolíneas y a los operadores aéreos que Son Sant Joan carecía de un operativo clave en caso de mala visibilidad.

La petición no fue respondida y, durante meses, los gestores aeroportuarios intentaron poner en servicio un sistema de balizamiento que fallaba cada vez que se testaba. En marzo de 2009, tras un último informe demoledor de los técnicos contra unos equipos "altamente inestables" –daban mensajes tales como "no hay control" cuando los especialistas intentaban ponerlos en funcionamiento– el jefe de seguridad del aeropuerto comunicó a los técnicos, a los controladores y a sus representantes sindicales que los errores generalizados se debían a un "uso abusivo del sistema" durante las pruebas.

Denuncia sin respuesta

Esta respuesta llevó al sindicato de controladores USCA a denunciar los fallos y carencias del aeropuerto ante la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Aunque la agencia, dependiente del organismo al que supervisa (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea), no respondió. Desde entonces (abril de 2009) las barras de parada indispensables para operar en condiciones de baja visibilidad (LVP, Low Visibility Procedure, en inglés, idioma empleado en el control aéreo) están fuera de servicio.

Menos aún se sabe del radar de tierra, simplemente abandonado por sus fallos y las reticencias de AENA a invertir en repararlo para estrenarlo. Y con ambos equipos estropeados, la capacidad del aeropuerto de Palma se reduce de forma drástica cada vez que hay niebla. Solo con las barras de frenado y el LVP operativos, Son Sant Joan podría hacer despegar entre 16 y 20 aviones por hora con bruma intensa (como hacen en Madrid o el aeropuerto de Heathrow, en Londres), pero sin el sistema no puede haber en pista más de un aparato por vez. "Por eso solo despegan cuatro aviones a la hora cuando hay niebla (sin ella, se hacen sesenta operaciones por hora), con el perjuicio económico que eso supone para las aerolíneas y las incomodidades que genera a los pasajeros, que sufren importantes retrasos cada vez que la niebla aparece", recalcan fuentes técnicas de la torre control de Son Sant Joan.