Guillem Garí, el propietario del conocido restaurante de es Cruce, situado en la carretera de Manacor, reconoció que la UTE había financiado la construcción de un aparcamiento junto a su negocio. Negó, sin embargo, que se tratara de un regalo, sino que fue una compensación por un terreno que le habían expropiado y por el alquiler de un solar donde se dejaban las máquinas que trabajaban en la obra. En cambio, Garí reconoció que no había cobrado los gastos de la celebración de la comunión de la hija del celador de obras del Consell Insular, que sumaban unos 2.000 euros.