Está la mujer que ejerce. Y el cliente. A veces, el propietario del club o el tipo que la explota amenazando a su familia o maltratándola. O drogodependencias. Y la permanente sombra de las enfermedades venéreas. Y muchas otras cosas. Pensando en esto, parece que Jaume Perelló se queda corto cuando dice que la prostitución es una realidad "muy, muy compleja". El pedagogo lo sabe bien después de los numerosos artículos que ha publicado sobre el tema. Es uno de los organizadores del congreso que arranca hoy en la Universitat bajo el epígrafe ´Buenas prácticas en prostitución´.

– ¿Qué es una buena práctica?

– Una intervención que tenga en cuenta a las mujeres, su opinión y la situación en la que están metidas. No hay que dejarlas de lado, hay que saber su posicionamiento. Hay que cambiar el enfoque y la manera paternalista de tratar este tema.

– ¿Ha aumentado el número de mujeres que ejercen por la situación económica?

– Hay ponencias que hablan de un aumento de mujeres sudamericanas y españolas que ejercen, pero es difícil de cuantificar.

– ¿Han empeorado sus condiciones?

– No han empeorado, pero lo que sí han cambiado muchas de ellas es que han bajado la tarifa del servicio. En la prostitución hay infinidad de situaciones: hay gente que está en trata y gente que empieza a ejercer o vuelve a hacerlo porque no tiene más remedio. Hay casos muy dramáticos.

– ¿Qué opina del comentario ´si lo hacen es porque quieren´?

– Es totalmente mentira, es falsísimo. Si lo hacen es porque no hay otra salida, por las circunstancias de la vida, o por falta de recursos económicos, o falta de educación o porque quieren aumentar sus ingresos. Un motivo hay siempre. En el 98% de los casos no es voluntaria. Y si es para aumentar los ingresos, también hay una causa detrás.

– Hace poco cayó en Palma la primera red de prostitución masculina, ¿qué la diferencia de la femenina?

– Estos hombres estaban extorsionados. Hay formas infinitas de extorsión, aunque sean hombres. Pueden amenazar a tu familia que se ha quedado en tu país, amenazarte a ti, o hacerte extorsión económica o psicológica. Ellos vinieron porque no tenían trabajo y como último recurso acabaron ejerciendo. En cuanto a las diferencias: el precio y el tipo de clientes, que suele ser homosexual porque hay muy poca mujeres clientes.

– ¿También está aumentando?

– Hemos observado que cada vez hay más. Todavía no se ha hecho ningún estudio, pero podemos decir que no es una prostitución de calle, si no de pisos sobre todo. La crisis podría ser una de las causas del aumento, pero no la única.

– ¿Legalizar, penalizar...?

– Nosotros enfocamos la intervención obviando posicionamientos porque eso radicaliza la intervención y perjudica a la persona. La prostitución es una cosa muy compleja y se ha de abordar desde esa complejidad. Ha de haber programas flexibles con aspectos de legalización y de penalización. Lo importante es que la persona que tienes delante te diga su opinión. Legalizar ha fracasado en varios países porque ha hecho aumentar la explotación y penalizar puede llevar a una clandestinidad muy difícil de controlar. Apostamos por hacer acompañamientos individuales con estas mujeres a una serie de recursos específicos para que luego puedan acceder a los recursos normalizados de forma autónoma.

– ¿Como eliminar la actitud de los hombres que presumen de ir a los clubes?

– Es un problema estructural de la sociedad. Nuestra educación sexual es muy precaria. Hay que trabajar una sexualidad más respetuosa y desde la perspectiva de género, por eso trabajamos con la sensibilización de la sociedad, que sepan qué pasa cuando utilizan estos servicios, que reflexionen.

– ¿Los jóvenes están más mentalizados?

– Todo lo contrario, es muy preocupante. Los jóvenes acuden cada vez más a servicios de prostitución. Hay un problema a nivel social y es que no se nos ha educado sobre cómo utilizar la libertad que tanto queríamos. Los jóvenes no se dan cuenta de lo que provocan sus acciones. Se justifican y aunque acudan a estos servicios niegan cualquier tipo de relación con los problemas de las mujeres que ejercen la prostitución.