La pérdida de poder de compra también ha cambiado el menú de los mallorquines. Si no hay para pan, buenas son tortas. Y si no da para cordero, pues bien estará el pollo. A eso apuntan los datos del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que retrata una economía en crisis: el caro cordero (más de nueve euros por kilo pese a llevar dos años en caída libre) pierde sitio en el puchero en favor del citado pollo. Y lo mismo le ocurre al pescado fresco y el marisco con las cada vez más populares y asequibles conservas. También la fruta le gana terreno a la bollería industrial en las preferencias de los golosos. Y no levanta cabeza el aceite de oliva: casi tres años de caída continuada de su precio no bastan para animar las ventas en la Mallorca de la arroz, los macarrones y la economía del pollo.