Fernando Martín (Madrid, 1962) es, desde hace cinco años, el presidente de la confederación que reúne a más de 280 asociaciones de padres y madres de alumnos de Balears (Coapa). Durante dos años además ha sido vicepresidente a nivel estatal. Combina su activismo en pro de la educación con su pequeña empresa de informática. Hace malabarismos con los horarios y empieza a estar cansado, pero se estudia con minuciosidad cada ley y cada presupuesto y acude a todas las reuniones que hagan falta.

– ¿Qué porcentaje de padres realmente participa en cada APA?

– Si contamos que un centro de Primaria tiene, de media, 450 o 500 alumnos, contemos que entre un 15 y un 20% de los padres están en la APA, serían 35 o 40 familias por centro que participan activamente. Si multiplicamos esta cifra por cada centro de las islas, vemos que no hay ni una sola entidad de participación civil que tenga el volumen de las APAs. Si multiplicamos a nivel estatal, sale que ni Cruz Roja contando con todos sus voluntarios en activo llega al 80% de nuestras cifras. Nos gustaría que se participara más, pero es un movimiento sano.

– ¿Los padres inmigrantes se integran?

– Relativamente. El porcentaje varía mucho y la participación depende de la nacionalidad y de la cultura asociativa del país de origen. Por ejemplo, las familias de países europeos participan habitualmente. En el caso de países sudamericanos tenemos un volumen de participación alto y muy activo. Donde hay más problemas es con la gente que viene de países donde la cultura asociativa no está tan promovida, o donde la gente tiene problemas más graves.

– Las familias piden mejores horarios para participar más, ¿el sistema está mal montado?

– No hay un control ni se está cumpliendo la ley para facilitar la participación, cuando el marco legal dice que se tienen que promover actividades. En la realidad hay profesores y maestros que sí tienen disponibilidad y la facilitan, pero en la mayor parte de los centros no se hace, ¿por qué? En Balears tenemos que el 97% de los centros de educación pública ya tienen horario de mañana, una falacia que ha perjudicado el funcionamiento de los centros y el sistema educativo, el profesorado se ha acostumbrado a trabajar sólo en turno de mañana y por mucho que exijamos, hay muchos profesores de ESO que van a su bola y no se molestan. Además, así como una empresa tiene que facilitarte cuando tienes que ir al médico, para asistir al centro educativo de tu hijo, no tienen ninguna obligación. Debería ser un derecho y estamos peleando por una legislación de participación. El ministro Gabilondo, en el marco del Pacto por la Educación, se comprometió a aprobar esta ley o al menos dejarla preparada antes de que acabe la legislatura. Pero el problema también es que muchas veces el profesorado, especialmente de ESO, no se da cuenta de que no es solo recibir información: implica una relación fluida y coordinar lo que se hace en casa y en el centro.

– ¿Profesores y padres han pasado de ser aliados a ser enemigos?

– Hace muchos años que el profesorado, especialmente en ESO, no percibe a los padres como cooperadores si no como alguien que está ahí ´para evaluarme y que puede ponerme en situaciones complicadas´, puede acabar derivando en una situación de amenaza. Y hay una tendencia a minimizar todo lo que pueda suponer el dar la información que en un caso concreto le pudiera perjudicar. Para él es más cómodo decir ´yo hago, digo, mando e informo de lo que creo conveniente´.

– Varios expertos recomiendan la formación para padres, ¿es que ser padre hoy es más difícil que antes?

– Hemos tardado diez años en cambiar el Certificado de Aptitud Pedagógica, ¿cuántos vamos a tardar en darnos cuenta que si el profesorado no tiene la capacidad para atender adecuadamente al alumnado en la situación difícil que es la adolescencia, como lo va a tener la familia? Antes el entorno participaba en la educación. Hoy, en la sociedad individualista, el adolescente se siente anónimo e inmune, con lo que es más fácil que haga lo que quiera. Así como hace falta un proceso de capacitación de profesorado, también hace falta formación para las familias para evitar esos problemas en la adolescencia, que serán más complicados y habrá que recurrir a expertos.

– ¿Cuándo se empezarán a notar los recortes en Educación?

– Se están notando ya. Por ejemplo, en una disminución del personal docente o en las ayudas a las APAs, que deberían haber salido en marzo. Estamos en agosto y aún no han salido y tenemos que justificarlas antes de fin de año. Según las palabras del conseller, no sabemos de cuánto dinero dispondremos. Es un error muy grave. La educación en tiempos de crisis es fundamental y además, ahora hay muchas personas que regresan a la educación reglada al darse cuenta de que no tener titulación les trae inestabilidad. Reducir la inversión ahora hipotecará a la sociedad balear muchos años.

– ¿Qué nota da a la Conselleria?

– Actualmente, un 4 y con tendencia a la baja. Empezamos en cresta, pero estamos cayendo en picado. La voluntad existe, pero ahora falta habilidad para detectar las prioridades.

– ¿Cuál debería ser la prioridad ahora?

– Primero, las infraestructuras, pues aunque haya menos alumnado nouvingut, está aumentando a un nivel equiparable el alumnado que vuelve al sistema educativo, como ha pasado en FP. Luego, el personal docente. La situación ya era justa y tenemos que dar la razón a los sindicatos cuando dicen que esa reducción supondrá un empeoramiento de la calidad. Luego, las ayudas a la participación, que deben mantenerse y regularse. Las APAs están abandonadas a su suerte, casi sin recibir financiación y cubriendo unas necesidades muy importantes que debería cubrir la Administración, como los comedores o las actividades extraescolares, en un 97% de los casos. Y no es nuestra función, las cubrimos por negligencia suya. No estamos obligados a invertir ni tanto tiempo, ni dinero ni energía. Además los miembros de las APAs no somos gestores.