"Yo nunca pensé meterme en política, pero creo que tengo que hablar, que explicarle al mundo lo que pasa en Cuba y luchar por sus derechos". Y así, de repente, Gilda Fernández Landrián (La Habana, 1952) se convirtió en activista contra el régimen de los Castro. Organizó el pasado mayo una manifestación en Palma a favor de las Damas de Blanco. Es la portavoz en Mallorca de la plataforma Cuba: No más violencia. Fernández describe la vida en ese país con una variopinta retahíla de adjetivos. "Imposible", "horrible", "penosa"; todos ellos negativos. Rompe a llorar cuando piensa en la falta de derechos humanos de su isla natal, a la que sólo volverá cuando haya libertad.

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–¿Qué opina de que ahora el régimen de Castro haya liberado a algunos disidentes?

–Es un engaño tramado para tapar lo que sucede en Cuba: la muerte de Orlando Zapata, el estado de salud de Fariñas, las protestas de las Damas de Blanco... Celebro que sean libres, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores no ha dado a esas personas lo que les prometió. El Gobierno de España dijo que les facilitaría un abogado, algo de dinero y una casa para vivir. Ahora no tienen nada y se encuentran desamparados.

–¿Mejor ser preso político, o exiliado con derechos recortados?

–Todo el mundo ha de tener derechos, esté en la cárcel o lejos de su país. No es una cuestión de 75 presos. En Cuba hay 11 millones de personas encerradas: todo el país.

–A nivel internacional, la liberación se ha interpretado como un intento de apertura del régimen.

–Quieren mejorar su imagen, pero no hay que engañarse: Cuba necesita libertad.

–¿Zapatero y Moratinos son tolerantes con el régimen castrista?

–Muy tolerantes. Están de su parte. Hay que fijarse con quiénes se juntan: con Castro y con Chávez, unos tiranos. ¿Qué se puede esperar de ellos?

–En los últimos diez días Fidel Castro ha salido cinco veces en televisión. ¿Por qué cree que reaparece ahora?

–Fidel ha pasado cuatro años en el hospital. Se especulaba si había muerto. Liberan a los presos y resurge. Si él es protagonista, se tapa la noticia sobre los excarcelados.

–¿Cómo tendría que actuar España?

–Es estupendo que haya ayudado a los disidentes, pero tiene que contribuir a conseguir libertad y derechos para todo el pueblo cubano. Moratinos quiere defender a Cuba ante la Unión Europea. La Posición Común de la UE se acordó porque no se respetaban los derechos humanos y el ministro quiere cambiarlo. No porque se haya liberado a estos presos ha mejorado Cuba.

–¿Defiende el embargo de EEUU?

–Sí, en realidad no existe. Si un turista lleva dólares, puede comprar de todo, pero un cubano no. No puede ir ni a un restaurante, porque tienen preferencia los extranjeros. Imagine que se va a comer, está haciendo cola en un local, llega un inglés y se sienta antes que usted. Es una tomadura de pelo.

–El turista que va a Cuba tiene la percepción que, dentro de la miseria de la isla, la gente es feliz.

–Claro. El carácter cubano es alegre. Hacen una fiesta y no necesitan bebida. Con música y agua les basta. Aunque estén muriéndose de hambre, siguen viviendo.­­

–¿Usted está a favor de los valores del comunismo?

–El comunismo teórico es precioso, pero del dicho al hecho hay un trecho. Eso nunca ha sucedido en el país.

–¿Qué falló en Cuba?

–La avaricia del comandante. Ese hombre se cree que el país es suyo y allí lleva 52 años. Es insoportable vivir así, no es justo.

­–¿Un ejemplo?

–Hace más de 40 años le pasó esto a mi hermana en la escuela. Le dijeron que cerrara los ojos, que pidiera caramelos a Dios y que abriera los ojos. No había caramelos. Luego lo repitieron, pero tenían que pedir caramelos a Fidel. Al abrir los ojos había caramelos. Así educan a los niños.

–¿La globalización puede obligar a que el régimen se abra?

–Ojalá. Pero para eso tenemos que movernos todos: los de aquí y los de allí.

–¿Cómo es el movimiento anticastrista en Mallorca?

–En Mallorca somos pocos. La plataforma Cuba: No más violencia se creó en mayo y de momento sólo ha habido una manifestación. Los integrantes tenemos contacto por Facebook. Algunos nos hemos conocido y unido a través de la red social.

–¿Cuál es su caballo de batalla?

–Los derechos humanos, que allí no existen, y la libertad de expresión. Por la entrevista que hacemos usted y yo ahora, en Cuba estaríamos presos.

–¿Su Cuba natal le volverá a ver?

–Hace 43 años que estoy aquí y no he vuelto nunca. Tengo el corazón partido, porque me siento española y cubana. Quiero regresar y para eso estoy luchando. Cuando Cuba sea libre, allí estaré. Ahora lo que hay que hacer es gritar, hablarlo, mostrar al mundo la verdad. Ayudarnos entre todos, y seguir trabajando y luchando por nuestra tierra. Para eso España tiene que ayudarnos.