Las fuertes lluvias caídas el pasado mes de mayo en las zonas del Pla de Mallorca (conocidas como el granero de la isla) han provocado que, al iniciar la recolección de la cosecha de cereales, los agricultores hayan encontrado las plantas tendidas en el suelo, las espigas sin madurar, numerosas malas hierbas y enfermedades en los granos. Esta situación afectará de forma muy importante al sector agrario, ya que se dejarán de recoger alrededor de 40.000 toneladas de cereales, según estimaciones de la organización agraria Asaja Balears, que dirige Gabriel Company.

El año pasado se recolectaron en la isla 104.000 toneladas de trigo, avena y cebada, entre otros. Una cantidad que va íntegramente destinada al mercado interior y sólo representa un 10% del consumo de la isla. Las estimaciones realizadas por los agricultores con mediciones precisas advierten que, de los principales cereales, sólo se recolectará un promedio de unos 1.200 kilos por hectárea en las tierras buenas. En las de baja calidad no se llegará a los 600 kilos. Los cálculos de la cosecha de cereales de este año son que no se superen las 65.000 toneladas.

En los primeros días de mayo se produjeron en la zona del Pla de Mallorca (de Algaida a Sant Joan) unas precipitaciones que superaron los 100 litros por metro cuadrado. Estas intensas lluvias, unidas a las que cayeron en octubre, han provocado numerosos daños en los campos de cereales. Joan Miquel, agricultor de Manacor, explicó que "cuando se iniciaron los trabajos para la recolección se comprobó que la cosecha del cereal de este año será muy mala".

Un informe de Asaja-Balears señala que el "aumento de la humedad con temperaturas suaves son las condiciones idóneas para la aparición de hongos. En los campos de cebada y trigo se ha detectado un serio problema de helmintosphorium, un hongo que provoca la aparición de marcas de color marrón en las hojas y paraliza la fotosíntesis y el consiguiente cuajado del grano".

Otro de los problemas que se ha detectado son las malas hierbas, que con la lluvia multiplican su presencia entre los cereales. Estas malas hierbas, cuando se recolecta el grano, todavía están verdes, incrementan la humedad y degradan el grano del cereal. Las plantas tendidas en el suelo impiden que las cosechadoras no puedan recoger las espigas, al estar esparcidas por todo. Asimismo, el exceso de lluvias ha eliminado el abono aplicado a principios de abril para alimentar las plantas.