Fina Santiago, consellera de Asuntos Sociales, ha concitado más atención en los últimos meses como impulsora de los críticos de EU, que acabaron por crear otro partido el sábado 5 de junio (Iniciativa d´Esquerres), que como miembro del Govern. Su agenda está completa, de modo que mientras responde a las preguntas de esta entrevista aprovecha para firmar un enorme paquete de documentos, todos iguales. "Son cartas para que los herederos de beneficiarios de la Ley de Dependencia que hayan fallecido sepan que tienen derecho a cobrar los retrasos".

–¿Cómo es posible que los herederos de un beneficiario de la Ley de Dependencia puedan cobrar lo que se le debía cuando el Gobierno central acaba de retirar la retroactividad de las ayudas?.

–Por orden del Gobierno central, todas las solicitudes que entren a partir del 1 de junio deben empezar a recibir la ayuda en un máximo de seis meses y no cobrarán atrasos, pero las solicitudes anteriores a esa fecha sí mantienen este derecho.

–Es decir, las arcas públicas se ahorran seis meses de pago.

–Sí. Ante la crisis económica, nosotros habíamos optado por poder atender a más personas y retrasar el pago de los atrasos para cuando hubiera disponibilidad económica, pero reconociendo esa deuda con los interesados. Esto ya no lo podemos hacer con las solicitudes posteriores al 1 de enero, que no tendrán ese reconocimiento de deuda.

–¿Cuántas personas de Balears acabarán cobrando esa deuda?

–No lo hemos calculado. Ahora hay unas 25.700 solicitudes para acogerse a las ayudas de la Ley de Dependencia y hemos hecho más de 23.000 valoraciones, teniendo en cuenta que el 1 de julio de 2007 no se había hecho ni una. De las 23.000, el 30 por ciento más o menos no se reconocen como dependientes. Desde septiembre de 2007 a día de hoy, se han dado ayudas económicas o de otro tipo a más de 15.000 personas.

–El Govern aprobó una ley que garantiza techo, comida y vestido. ¿La realidad de la crisis no convierte ese texto legal en simples buenas intenciones voluntaristas?

–Nosotros aprobamos por ley que los servicios sociales serían obligatorios para la administración pública. Esos servicios se establecerán en un decreto que debe aprobarse en febrero del próximo año y tiene que incluir la alimentación, el techo y la vestimenta como derechos garantizados. No podemos consentir en el siglo XXI que un niño pase hambre. Como sociedad debemos priorizar lo que queremos por delante de otras cosas que no son necesarias y que se hacen.

–¿Por ejemplo?

–Ediciones de libros de lujo o determinados tipos de campañas absolutamente prescindibles. Lo prioritario es la educación, la sanidad y los servicios sociales que cubren situaciones de vulnerabilidad.

–¿El garantizar por escrito unos derechos que quizá no se puedan atender por falta de fondos económicos no puede afectar a la credibilidad de la gestión política?

–No. A la credibilidad en la gestión pública le afecta los casos de corrupción. Tenemos derecho a la sanidad y esperamos unos meses a una operación, pero nadie dice por eso que sea ingenuo defender la sanidad pública. En todo caso habrá que mejorar la gestión. En Europa, fuera de España, están garantizados todos los derechos de nuestra ley de servicios sociales. No puede ser que de Europa solo apliquemos políticas regresivas económicas y que en cambio ni siquiera intentemos aplicar lo que supone de calidad para los ciudadanos.

–Los clubes de la tercera edad dicen que el Govern no les atiende.

–Han venido para explicarme su problema, pero es que yo no puedo hacer nada, es competencia de los consells insulars.

–Usted es contraria a las medidas impulsadas por el Gobierno central para reducir el déficit, que a su vez proceden de órdenes recibidas de Europa. ¿Europa se ha convertido en un problema para España?

–Cuando se entró en la UE con el Gobierno de Felipe González, Europa optó porque España fuera un país de servicios. Esto nos ha perjudicado porque no hemos creado otro tipo de economía, impulsando la industria o la agricultura. Ahora, con la crisis, lo estamos pagando. Debemos intentar políticas productivas diferentes. Los servicios sociales son un nicho de crecimiento económico, de puestos de trabajo estables y no deslocalizables. Sólo con la Ley de Dependencia se han generado 1.400 puestos de trabajo estables en Balears y el crecimiento va en aumento. De todos modos, dificilmente saldríamos de la crisis desde el aislamiento. Otra cosa es que la política que aplica ahora Europa sea de derechas por la sencilla razón de que la derecha ha ganado en Europa.

–¿Nuestro Estado de Bienestar sobrevivirá a esta crisis?

–Los países europeos, en especial al norte de Francia, tienen un estado de bienestar que ya nos gustaría en España. Ellos están aplicando medidas correctoras, pero es que nosotros pretendemos aplicar las mismas medidas cuando no hemos alcanzado el mismo nivel de estado de bienestar. La izquierda aquí tiene un papel importante que jugar. No podemos consentir que desaparezcan las pensiones, la sanidad o la educación pública. La crisis ha pillado a los servicios sociales en un momento de desarrollo y es cierto que los ha ralentizado. Dependerá de quién gobierne el que se puedan desarrollar, pero no creo que el Estado de Bienestar vaya a desaparecer.

–Habla de derechas y de izquierdas, pero muchos ciudadanos perciben que con el PP había trabajo y con la izquierda no.

–Son ciclos económicos. El PP tuvo la suerte de gobernar en un ciclo de crecimiento económico y sin embargo, en esos ocho años de Gobierno popular, la distribución de la riqueza no varió. Había más ricos, se mantuvo la clase media y aumentaron los pobres. Se hizo política para favorecer a las grandes empresas. El PP, en ocho años de crecimiento económico, dejó una sociedad y una economía absolutamente vulnerables, como se ha visto ahora con la crisis económica.

–Y con todo eso, el mensaje de la izquierda a la que usted pertenece es de división por cuestiones internas.

–Yo creo que lo que deben valorar los ciudadanos es la gestión que se ha hecho desde las conselleries del Bloc. Hemos sido absolutamente austeros en la gestión y hemos priorizado la atención a los más vulnerables.

–Pero esta gestión no ha impedido que EU se rompiera

–Hace dos años, en EU decidimos crear un nuevo partido. Había unas personas que creíamos que este nuevo partido no debía estar hegemonizado por el PCE, debía ser soberanista para decidir con quiénes nos federamos y favorecer la constitución de un tercer espacio en Balears, que para nosotros es el Bloc, con un perfil nacionalista y progresista. Debe ser un Bloc constante y con el que se identifique el electorado. Otros apuestan por un Bloc como coalición electoral y no quieren desligarse de IU, con la que desean mantener una fidelidad absoluta e indiscutible. Es un debate que llevábamos ocho años discutiéndolo y siempre cedíamos los de una parte, hasta que hemos decidido separarnos porque no coincidimos en cuestiones esenciales, Apostamos por el Bloc como tercer espacio estable y, para conseguirlo, una parte de la izquierda se ha tenido que dividir.

–¿No temen el abrazo del oso del PSM?

–Lo importante es que estemos de acuerdo en cómo defender los intereses de los ciudadanos de Balears. No vamos a irnos al PSM, sino que en el Bloc habrá un polo más nacionalista y otro más alternativo y verde. En política no se puede ir siempre con temores, ni con esas ideas de patriotismo de partido, de identidad, de miedo a que nos vayan a comer... De ser así, tampoco podríamos estar en el Govern con el PSOE. ¿Para qué sirve la izquierda si no puede entrar en las instituciones para hacer práctica política?

–Sin embargo, al final no son esas cuestiones las que han discutido, sino los cargos de cada parte de la escindida EU.

–Eso lo lamento mucho. El viernes día 4, un día antes de la asamblea, tuve una reunión con dos miembros de EU y les propuse una remodelación de la Conselleria en la que nos quedábamos todos, pero se eliminaba una dirección general y el responsable pasaba a ser director gerente de una de las empresas de la Conselleria, que es un rango inferior al de director general. No voy a decir de quién se trataba, aunque pertenecía a quienes se han quedado en EU. Se negaron. En cuanto a mí, si el Bloc me pide la dimisión como consellera, lo dejaré, pero si me lo pide el Bloc, no la nueva EU.

–¿Considera entonces que sus ex compañeros de EU no tienen ningún derecho respecto a los cargos que se negociaron en el Pacto?.

–Yo soy diputada por el Bloc, que fue el que negoció con el PSOE el reparto de responsabilidades. Después, dentro del Bloc, se decidió que Asuntos Sociales fuera para Alternativa, dentro de la cual se acordó que el conseller, en este caso yo, fuera para EU. El 60 por ciento de aquella EU eran los que se han quedado en el partido y el 40 por ciento los que nos hemos ido y hemos creado otra fuerza. Recuerdo que Els Verds propusieron a Marilena Tugores como senadora autonómica y EU la vetó alegando que no era una persona de consenso de Alternativa. Ahora no vale decir que son cargos de EU.

–¿Cuantas reducciones de cargos ha habido en su conselleria?

–Hasta ahora ya habíamos extinguido la Fundación de Lucha contra la Violencia Doméstica y también habíamos eliminado la Fundación de Inserción. Con el recorte de presupuestos para 2010, quitamos al director técnico de Cooperación, que precisamente era David Abril, el coordinador de Iniciativa d´Esquerres. Además, nos encontramos en fase de fusionar en un sólo consorcio sociosanitario los tres que había insulares. En estos momentos estamos negociando dentro del Bloc la reducción de los cargos. Nuestra propuesta es que sea proporcional, pero nuestros ex compañeros de EU han dicho que de los suyos no se toque a nadie. Aprobaron no pedirnos nuestros cargos si aceptamos sus condiciones, como un ultimátum. Es difícil avanzar con dogmatismos.

–¿Habrá más recortes aún?

–Es una crisis económica muy dura y seguramente deberá haber otras medidas, que podrán ser de derechas, de izquierdas o mixtas. De momento la crisis la están pagando los pensionistas y funcionarios. Los bancos declaran beneficios y se les ha ayudado económicamente; las clases altas cada vez tienen más poder adquisitivo, cada vez hay más pobres. Está claro que En Europa gobierna la derecha.

–Y según las encuestas, el próximo año también gobernará el PP en Balears.

–Me parece increíble. Yo confío en la sensatez de los ciudadanos. Una cosa son las encuestas y otro lo que se vote. No puede ser que el PP tenga el grado de corrupción que investiga la Justicia y que los ciudadanos sigan confiando en ese partido para que gobierne su país.

–¿Hubiera aceptado ser consellera hace tres años de haberse imaginado esta crisis económica?.

–No me arrepiento. Hemos hecho una gestión adecuada a la situación y de desarrollo a los servicios sociales. Lo cierto es que este Govern ha tenido mala suerte. Empezó con el hundimiento de un barco, se derrumbó un edificio provocando muertos, hubo los atentados de ETA, la desacreditación por culpa de la corrupción, la crisis económica, ahora las medidas del Gobierno estatal...Todo en sólo tres años.

–¿No me estará diciendo que su conclusión es que son ustedes gafes?

–No, yo no creo en esas cosas. Estoy convencida de que con otro Govern hubiera sido peor. Claro que es cierto que con un Govern del PP no hubiera habido lo de la corrupción con el consiguiente descrédito para todos los políticos, pero sólo porque no se hubiera destapado, no porque no existiera.