Antoni Mas, jefe de los halconeros que trabajan con sus aves de presa en las cabeceras del aeropuerto de Son Sant Joan para evitar que la presencia de otros pájaros pongan en peligro la navegación aérea, confirma que nunca habían tenido tanto trabajo como este año debido a la proliferación de aves atraídas por el elevado número de insectos, uno de sus principales alimentos, en el Pla de Sant Jordi.

–¿Han conseguido los mosquitos darles más trabajo en este último mes?

–Sí, sin lugar a dudas. Nunca habíamos tenido un año con tantos mosquitos como éste. Y los insectos han atraído a muchas aves, pero los mayores problemas no los han ocasionado los vencejos. Pero tenemos de todo: garzas reales, garcillas, patos, gaviotas...

–¿Y los vencejos?

–Sí, hemos tenido bandadas gigantes nunca vistas. El problema también ha sido que las cabeceras del aeropuerto en las que actuamos también están encharcadas por las fuertes lluvias de comienzos de mayo. Son las zonas más peligrosas porque son por dónde aterrizan los aviones. Y este año hemos tenido más trabajo que nunca. Volabas en una cabecera y ya te estaban avisando para que acudieras a la otra. Nuestra misión consiste en garantizar que las aves extrañas se queden fuera del perímetro de seguridad.

–¿Puede llegar un ave a provocar un accidente a un avión?

–Es muy difícil. En general, los animales evitan la colisión con la aeronave y para provocar un desastre tendrían que meterse muchos pájaros a la vez en la turbina de un avión, por ejemplo. El motor de un avión sigue funcionando pese a que haya succionado a un ave. Pero esta circunstancia ocasiona muchos gastos económicos. Hay que revisar el avión concienzudamente y a lo mejor te provoca perder una rotación. Por eso nuestro trabajo consiste en mantener a estos animales fuera del perímetro.

–Y lo consiguen con sus halcones...

–Sí. Intentamos evitar que los intrusos se acomoden dentro del aeropuerto. Para ellos hacemos volar a quince de nuestros halcones cada día en dos turnos. Por norma general no es necesario que cacen ninguna presa. A las aves de fuera les basta con verlos volar para que se les quiten las ganas de entrar.

–¿De cuántas rapaces disponen?

–Tenemos veinticinco halcones gerifaltes peregrinos, aunque operativos sólo quince porque el resto están mudando las plumas y no pueden trabajar en estas condiciones.

–¿Es verdad que la hembras cazan mejor?

–Son más grandes y más pesadas que los machos. Ellas sí pueden capturar una gaviota que un macho, por envergadura, no podría.