El Palacio de la Ópera que el ex presidente del Govern del PP Jaume Matas se sacó como un as de la manga en la víspera electoral de 2007 tenía firma y honorarios de prestigio –Santiago Calatrava–, pero carecía de originalidad. En realidad, el reconocido arquitecto valenciano pretendió colocar en Palma el mismo proyecto que había diseñado casi dos décadas antes y ex profeso para el lago Lucerna, en Zúrich, pero que finalmente nunca se llevó a cabo en la ciudad suiza.

Tampoco en Mallorca llegó a fructificar la fastuosa obra, al perder el PP el poder tras los comicios. Sin embargo, Matas apuró su mandato en funciones y cuatro días antes de abandonar definitivamente el Consolat de Mar aprobó el pago de 1,2 millones de euros a Calatrava por la redacción y presentación del anteproyecto, que el nuevo Govern de centroizquierda se negó a ejecutar. Para más inri, unos meses más tarde, en septiembre de 2007, el Premio Nacional de Arquitectura reclamó por carta al nuevo presidente socialista Francesc Antich la devolución de la maqueta. Alegó para ello la cláusula firmada en su día con Matas, con la que blindó la titularidad de la miniatura: "Todo el material, esto es, las maquetas y vídeo, son propiedad intelectual y material de Santiago Calatrava". El actual Govern no se la ha devuelto.

Ahora, el juez José Castro, que instruye la conocida causa contra Matas por presunta corrupción, investiga también si hubo irregularidades en torno a dicho pago al arquitecto valenciano. El magistrado acaba de solicitar oficialmente al Govern "cuanta documentación exista sobre el proyecto de la ópera, adjudicatario, sumas pagadas y cauce utilizado para su abono".

A juzgar por las maquetas de ambos proyectos –el suizo y el mallorquín–, la única diferencia radica en su funcionalidad... y los extras: En Zúrich, el edificio en cuestión flotaría en solitario sobre el lago, y tendría un uso polivalente; en Palma emergería del mar, y albergaría una ópera. Además, para ser fiel al tradicional espíritu del Urbanismo mallorquín, el teatro llevaría aparejada la construcción anexa de un gran complejo de ocio y comercial de dos plantas.

El viernes 27 de abril de 2007, pocos días antes de las elecciones autonómicas, Matas anunció la construcción de una ópera diseñada para encajarla en un extremo del muelle viejo de Palma, con un coste aproximado de 100 millones de euros. Su autor, Santiago Calatrava, "lleva tiempo trabajando para el diseño de un máster plan de la bahía de Palma", explicó por sorpresa el entonces presidente. Posteriormente, el ex conseller de Turismo, Joan Flaquer, se encargaría de desvelar que Calatrava recibió el encargo del Govern hacía "más de un año".

La Junta Electoral frustró finalmente el deseo de Matas de presentar a bombo y platillo los detalles del proyecto arquitectónico junto al propio Calatrava. El edificio en cuestión iba a ser "emblemático", en palabras de todos los consellers del momento, y venía a ser una especie de nenúfar emergente del agua, en la fachada marítima y enfrente de la catedral, comunicado por una pasarela con el muelle viejo y, por extensión, con la ciudad. La conexión con la autopista se realizaría a través de un paseo peatonal con la citada zona comercial a ambos lados del mismo.

Lo más llamativo de la infraestructura circular no era el hecho de que brotara del mar, sino su cúpula, que en forma de gajos se abría como una flor y permitía la entrada de la luz solar. En concreto, 24 elementos retráctiles, los mismos que el techo móvil de la "isla flotante" proyectada originariamente por Calatrava para Suiza.

La prestigiosa revista internacional de arquitectura El Croquis dedicó en 1992 un monográfico al técnico valenciano, en el que repasa sus principales diseños hasta el momento. Entre ellos aparece el llamado "Pabellón de hormigón en Vierwaldstätter" (Lucerna, en español), consistente en una "plataforma flotante" concebida en 1989 para Zúrich, el centro financiero de Suiza. "Este pabellón de hormigón se construirá sobre el lago en conmemoración del 700 aniversario de la Confederación Suiza. El proyecto consiste en una plataforma flotante que podrá ser aprovechada por la organización para usos múltiples", reza el texto acompañado de ilustraciones del proyecto.

En lo que parecen ser palabras del propio Calatrava, la revista prosigue: "Nuestra intención fue la de establecer un diálogo entre una hermosa forma armónica hecha de materiales modernos, y los más bellos paisajes de las montañas y de los lagos del centro de Suiza". De hecho, el también ingeniero y escultor trasladó su residencia habitual a Zúrich tras concluir sus estudios en Valencia, y también allí tiene fijada la sede central de su reputado estudio de arquitectura.

"Es un regalo para los ciudadanos", afirmó el propio Calatrava sobre su proyecto para Palma el 28 de junio de 2007. Según explicó, "el único motor" que le llevó a diseñar esa ópera fue su "profundo cariño y gran respeto" a la ciudad, un "centro cósmico", según su interpretación.