La fusión no saldrá gratis, aunque su impacto en la plantilla será mínimo. Las cuatro cajas prevén adaptarse a las exigencias del Banco de España para reducir la oferta de oficinas en un 10%. Cerrarían así unas 170 sucursales de un grupo que a día de hoy tiene desplegadas entre el arco mediterráneo y Madrid 1.703 delegaciones. Según confirman los sindicatos, que han tenido acceso a algunos datos internos de la fusión, la operación no conllevará despido alguno. Lo ratifican en Sa Nostra y en el resto de cajas, en las que apuntan que la herramienta que se utilizará serán las prejubilaciones.

El objetivo del nuevo grupo es acelerar el proceso para aligerar la plantilla un 11% en un plazo máximo de cinco años. La que ya es la séptima caja española pasaría así de la actual nómina de 8.630 trabajadores a una masa laboral que rondaría los 7.600 empleados. Se perderán de este modo 1.000 puestos de trabajo, que contribuirán a garantizar la viabilidad y competitividad del proyecto conjunto sin que se menoscaben los derechos de los trabajadores. O en ello confían los sindicatos, a los que desde Sa Nostra tranquilizaban ayer con el compromiso de negociar todos estos ajustes.

Los sindicatos, por su parte, expresaban su comprensión con las necesidades del grupo. Ya lo habían hecho un día antes, cuando ningún sindicato votó en contra de una operación considera por ellos "el mal menor". "No nos vuelve locos la SIP (Sistema Integral de Protección o fusión fría). Y sabemos que el índice de eficiencia no es bueno en Sa Nostra. Por eso estamos convencidos de que ahora van a acelerar el cierre de oficinas y las prejubilaciones, algo que ya tienen en mente [los directivos de Sa Nostra] desde hace tiempo", asumía Cati Pol, representante de CCOO, que aclara además que las prejubilaciones se pagan "con cargo a los beneficios de la entidad y no le cuestan ni un euro a las arcas públicas, como se oye por ahí". De ello hablaban también en la Unió Obrera Balear, que advierte que "velará por el mantenimiento íntegro de los puestos de trabajo".

De concretarse los porcentajes de cierres y prejubilaciones previstos, Sa Nostra reducirá su red en una veintena de sucursales y su plantilla en unos 180 trabajadores. Aunque el protocolo no recoge ese ajuste, sino una referencia genérica a los objetivos que deberá concretarse caja por caja. En el caso de Sa Nostra, el hecho de que no tenga más que 21 de sus 248 sucursales en provincias en las que operan también socios del grupo hace pensar que la supresión de oficinas será mínima. Aunque será. "Hasta los trabajadores somos conscientes de que hay en Mallorca oficinas muy próximas que se roban clientes unas a otras", explicaba desde el anonimato un sindicalista, que cree que los cambios más relevantes se producirán en la sede central de Son Fuster. Allí trabajan 300 personas, que en muchos casos serán recicladas para labores más comerciales o trasladadas a otras áreas cuando se unifiquen los servicios centrales.

Por todo ello, el presidente de la nueva sociedad (un banco que agrupa el 40% de los recursos propios y el 40% de los beneficios de cada entidad), el murciano Carlos Egea, explicaba que el impacto de los cierres será escaso. "Habrá que suprimir unas pocas oficinas", resumía. Para ello se recurrirá al Fondo de Reestructuración Bancaria (Frob) del Banco de España, al que el nuevo grupo pedirá el máximo posible, 875 millones de euros, equivalentes al 2% de los activos ponderados de riesgo, como adelantó este diario.

Pese a la modestia del recorte de plantilla y sucursales, la integración permitirá ahorrar un total de 100 millones al año, cifra equivalente a los beneficios que obtuvieron en 2009 Sa Nostra, Caixa Penedès y CajaGranada juntas. La alianza recién nacida llevará así su tasa de eficiencia al 45% (para ganar 100 euros hay que gastar 45) en un plazo de cinco años, un mejora más que significativa si se piensa que Sa Nostra tiene hoy día una tasa del 68% que lastra sobremanera su competitividad y ha contribuido de forma decisiva a la rebaja del peso de la caja balear en la nueva entidad.