La actual crisis económica se va a saldar con la desaparición en Balears de unas 200 oficinas de entidades financieras, según las estimaciones del sector, un proceso que se inició en 2008 y en el que ya han quedado por el camino medio centenar de sucursales. El evidente descenso en el volumen de negocio de bancos y cajas, y el proceso de fusiones en el que están inmersas estas últimas, va a provocar que durante los próximos meses se vaya a ir acentuando esta tendencia a la "concentración de oficinas", según la terminología que se prefiere utilizar, de forma que al concluir las islas "estarán mas cerca de las 1.000 que de las 1.200 abiertas actualmente", según se pronostica desde La Caixa.

Las entidades financieras son unánimes a la hora de analizar esta cuestión. Desde la citada caja de ahorros, al igual que desde Sa Nostra o la Banca March, se reconoce que la reducción en la cifra de sucursales se ha iniciado ya con una cierta prudencia para no perder cuota de mercado –"todas estamos pendientes de ver qué hace el vecino porque siempre cuesta dar el primer paso", se destaca–, pero se vaticina que se va a acelerar durante los próximos trimestres.

"Cerrar una oficina es relativamente fácil –afirma uno de los máximos responsables de una de las entidades consultadas–, pero si te equivocas le estás dando una ventaja a la competencia, de ahí las cautelas existentes".

Aviso del Banco de España

El propio Banco de España ha advertido ya que la red de sucursales de cajas y bancos está sobredimensionada en España –se apunta un exceso del 20% al 25%–, y de una forma especialmente acentuada en Balears, ya que si en el conjunto del país se puede contabilizar una oficina por cada mil habitantes, en las islas esa cuota se sitúa en una por cada 850 personas.

La situación del archipiélago se explica tanto por las necesidades derivadas de la insularidad como por el hecho de que la economía balear ha sido, históricamente, muy dinámica, con un PIB per cápita entre los más altos del país, lo que ha favorecido que en los últimos años de bonanza económica las entidades ya instaladas hayan seguido ampliando su red, a lo que se ha sumado la entrada de nuevos bancos y cajas que tradicionalmente apenas habían trabajado en el archipiélago.

Pero todas las entidades asumen que el crecimiento que su volumen de negocio estaba experimentando antes de la crisis es irrecuperable a corto plazo, y se reconoce que sus cuentas de resultados hacen necesaria una mayor racionalización de los recursos, lo que implica una rebaja en el número de oficinas, que son las que generan los principales costes en esta actividad.

Para empezar, se admite que los mercados mayoristas siguen "notablemente cerrados", lo que supone un serio obstáculo para que fluya el crédito y, consecuentemente, rebaja las posibilidades de negocio.

Además, no se oculta que el proceso de fusión de cajas provocará que en muchas zonas se vaya a generar una excesiva concentración de sucursales, al coincidir en unos pocos metros dependencias que hasta ese momento habían sido competidoras pero que pasarán a formar parte de la misma entidad.

Un retroceso de 10 años

Aunque se admite la dificultad de estimar el número idóneo de oficinas para Balears en la actual coyuntura de crisis, la previsión más común sitúa esa previsión en torno a las mil sucursales repartidas por el territorio insular. La importancia de esa cifra queda reflejada en el hecho de que implica retroceder hasta la situación que existía en el archipiélago durante los años 1999 o 2000, según los datos del Banco de España.

Cajas y bancos apuntan que el impacto que esta estrategia va a tener sobre el empleo no necesariamente será paralelo a la rebaja de instalaciones, pero no se oculta que el número de puestos de trabajo existente actualmente en el sector también puede sufrir recortes que "serán mas o menos duros dependiendo de la situación de cada entidad".

Desde Sa Nostra se pronostica "un cambio en el modelo de distribución", con un fortalecimiento de la actividad comercial con personal que no estará ubicado en unas dependencias fijas, junto con la una mayor concentración de las oficinas, sobre todo en las zonas urbanas. A su vez, la Banca March apunta la posibilidad de contar con sucursales con una fuerte especialización.