Convertirse en candidato a albergar el Mundial de Ciclismo en Pista costaba 10.000 francos suizos. Pues bien, el Govern de Matas llegó a autorizar dos pagos 93.750 y 56.250 francos, que sumados ofrecen la redonda cifra de 150.000 francos (quince veces más de lo pedido) sin que el acta de la reunión fantasma en la que se aprobó ese pago se justifique en concepto de qué se realiza, según refleja el auto del juez. Castro muestra además su extrañeza por el hecho de que el Govern Matas no hiciese ni un informe previo de viabilidad técnica y económica del proyecto para albergar el Mundial antes de lanzarse a la construcción del Palma Arena. Claro que esto también fue rápido: la estrategia inversora quedó totalmente definida en las tres primeras reuniones fantasma (oficialmente hubo 22, pero ni una sola se produjo) falsamente celebradas en tres años.