La magnitud de los delitos que se le imputan al ex presidente Matas, que solo ha reconocido un fraude fiscal insultante para alguien que ha sido ministro de este país y responsable de la hacienda pública de estas islas, justifican que se le imponga una fianza importante hasta que llegue ese juicio en el que se dirimirá si se le condena por unos hechos de tan grave magnitud. Matas ya ha perdido todo el crédito entre la población, entre los que fueron sus subordinados –en los que descarga cobardemente responsabilidades– y no debería quedarle ninguno en su partido que está actuando con una tibieza inesperada.