Su despacho, en la sexta planta de la conselleria de Comercio, Industria y Energía, ofrece una vista de pájaro sobre la Vía de Cintura. Todavía hoy, para desconectar, Francesca Vives (Inca, 1957) cuenta coches como lo hacía durante su etapa de estudiante de Geografía, cuando el profesor obligaba a toda la clase a calcular el tráfico de una carretera. Dice que al entrar en la Conselleria no tuvo que levantar las alfombras. La presunta corrupción "afloraba" como las margaritas.

–Tiene mimados a los comerciantes.

–Por supuesto que sí.

–Jordi Pujol ha dicho que los comerciantes han perdido el espíritu de sacrificio.

–Creo que no. En general, es un sector económico que sabe estar al pie del cañón y trabajar intensamente.

–No hay diferencia entre las botigues de asiáticos y las de los autóctonos. Todas recurren al mismo suministrador: China.

–Los comercios asiáticos se parecen entre sí muchísimo y las grandes cadenas ofertan los mismos productos aquí que en cualquier otro lugar del Estado español. Sin embargo, el pequeño comercio tradicional sabe lo que quiere su cliente y cuando hace los pedidos piensa en él.

–Las grandes superficies van a tumbar en los juzgados su ley de comercio balear porque no recoge el espíritu liberalizador de la directiva Bolkestein.

–Estoy convencida de que no será así. Está avalada por más de cien reuniones. Es una ley consensuada con sindicatos, consumidores, ayuntamientos y todas las patronales excepto la de grandes superficies nacionales. Sería una irresponsabilidad elaborar una ley con el convencimiento de que nos la van a tumbar.

–¿Veremos otro hipermercado en Mallorca?

–Si se ubica en suelo urbano consolidado, puede que sí.

–¿Tiene propuestas?

–No, sólo de medianas superficies y franquicias que con la anterior ley no se podían instalar por criterios económicos.

–Balears lideró en enero la caída de producción industrial, con un descenso del 19%. ¿Quedarán fábricas en Mallorca?

–Es verdad que muchas empresas tradicionales, como las del calzado y la bisutería, han ido cerrando, sobre todo, en la última década. No se les hizo caso debido a la euforia de la construcción. Sin embargo, todavía existen grandes firmas muy consolidadas a nivel mundial que aportan un plus de calidad y se diferencian de otros productores.

–¿El sector del zapato y del mueble tienen los días contados?

–No. Con el mueble estamos trabajando de manera íntima. Aunque pasa por un momento delicado, saldrá adelante porque está innovando.

–La gente se hace un lío entre el palacio de congresos y el recinto ferial. ¿Es necesario el segundo?

–Buena pregunta. Creo que sí.

–No la veo muy convencida.

–Lo óptimo hubiera sido construir un complejo con todo junto, pero a los responsables del momento no se les ocurrió o no les debió convenir.

–¿Quién metió la pata de elegir el solar de Son Bordoy para el recinto ferial pese a que los terrenos eran inadecuados?

–Yo no hablaría de meteduras de pata. Al final, la Conselleria se inclinó por Son Bordoy y la zona del Estadio Balear, que eran las dos opciones que veíamos viables en función del pliego de condiciones del concurso. Cuando presentamos la propuesta, el Ayuntamiento hizo otra interpretación sobre el suelo que se requería para un recinto ferial. Me pueden tachar de prudente o de tener poco valor, pero no voy a tomar la decisión de comprar un solar de 17 millones con un informe en contra. No quiero que se dé pie a otras interpretaciones que yo detesto.

–¿Se construirá durante la próxima legislatura?

–No voy a rendirme ante este proyecto. Seguiré luchando para que, como mínimo, queden atados los terrenos y los que vengan en la próxima legislatura ejecuten el proyecto.

–¿Aseguran que su Conselleria sólo se limita a repartir subvenciones a empresas?

–Eso lo dicen los que no la conocen. Somos cinco direcciones generales: jamás había llegado tanto dinero de la Unión Europea; las canteras nos dan mucho trabajo y quebraderos de cabeza; en comercio hemos sido capaces de sacar una ley dentro del plazo marcado; y llevamos toda la planificación energética de la Comunidad. Además, está el gasoducto, la infraestructura energética más importante que se ha hecho en esta Comunidad y que ha pasado desapercibida. En estos momentos, 90.000 familias de Palma ya funcionan con gas natural. Estamos trabajando para que se extienda por toda la isla, aunque será de forma gradual y poco a poco.

–Volviendo al tema de las subvenciones. Una empresa bisutera menorquina ha recibido más de 100.000 euros en ayudas y ahora presenta expediente de regulación de empleo. ¿Qué control hay sobre las subvenciones?

–Esas ayudas a veces son el impulso que necesitan a la hora de innovar, hacer una inversión importante en maquinaria o acudir a mercados exteriores. Ahora bien, procuro controlar muchísimo las ayudas y, por supuesto, no soy partidaria en absoluto de salvar una empresa a base de subvenciones. Es darles morfina, al final acaban cerrando. No me sirve que una empresa diga que su salvación depende de la Administración; eso no es cierto.

–Después de las compañías de telefonía, Gesa es la empresa que más reclamaciones de consumidores provoca en Balears. ¿Gesa campa a sus anchas?

–Creo que no. Es la única empresa distribuidora y generadora de electricidad, es un monopolio, pero no porque ellos lo hayan decidido, sino porque las cosas han venido así desde mucho tiempo atrás. Afortunadamente, el sector se va liberalizando. La electricidad resulta una cuestión muy sensible para las personas, y es normal que genere muchas quejas. Pero Gesa no campa a sus anchas. Si la Conselleria tiene que intervenir para que rectifique, lo hace, como hace unos meses, cuando se la obligó a hacer una refacturación. También es cierto que algunas decisiones que afectan a la eléctrica se toman desde el Ministerio, y eso la gente no siempre lo sabe. Gesa no hace lo que quiere, me remito a la sanción de seis millones de euros que le puso la Conselleria por el apagón de 2008.

–Con una nevada como la de Cataluña, ¿hubiéramos sufrido unas consecuencias similares?

–No se pueden establecer comparaciones. La red de transporte y distribución que tenemos en Balears es la mejor de todos los territorios insulares del Mediterráneo. Cuando hubo los cap de fibló de 2007, el comportamiento de la red fue muy bueno, al igual que el del personal de Gesa.

–Que Gesa haya pasado a manos de la italiana Enel, ¿es bueno para el consumidor?

–No fue una buena noticia porque un servicio esencial como éste nunca se debería privatizar del todo. No lo ha hecho Francia, tampoco Italia y no me gustó que lo hiciera España.

–¿Se cumplirán los plazos para la llegada del cable eléctrico?

–Las previsión es que sí. Pero quiero puntualizar una cosa, porque a veces se confunden intencionadamente los términos. He oído decir que con el cable ya nunca nos quedaremos a oscuras. Eso es una falacia. El cable tiene una potencia limitada, lo que hará es mejorar la calidad del suministro. Podremos chupar del cable unos 300 megavatios que, evidentemente, no bastan para cubrir las puntas de consumo. En un momento dado se puso sobre la mesa el debate del cable para demorar la llegada del gasoducto.

–¿Antich ha tardado en echar a UM del Govern?

–Lo hizo cuando tuvo motivos para hacerlo.

–Que un mes después pacte con este partido la presidencia del Parlament, tiene mala explicación.

–Ante un caso de corrupción que afectaba a su Gobierno, Antich tuvo que cortar de raíz. No quedaba otro remedio. Pero si nos trasladamos al Parlament, lo que se ha perseguido es conseguir estabilidad en una institución tan importante.

–Con un partido que no se ha regenerado.

–Pero con un partido que está representado en el Parlament y que está dando pasos para su renovación.