Gabriel Cabot, un jubilado administrador de fincas de 77 años, sufrió ayer una pequeña lipotimia mientras prestaba declaración como testigo en el caso Palma Arena.

Cabot, y otro testigo, el padre Antoni Vallespir, explicaron al juez que la finca número 8 de la calle San Felio de Palma, donde Jaume Matas se compró su "palacete" estaba en muy mal estado antes de la reforma.

Cabot actuó en 2003-2004 como intermediario entre la orden de los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María, propietarios del viejo caserón de Can Sales Menor, situado en la calle San Felio 8 de Palma.

El testigo, que está delicado de salud, había esperado durante horas su turno para prestar testimonio en los pasillos de los juzgados. El jubilado empezó su declaración hacia las doce y media y se ratificó en sus anteriores manifestaciones realizadas ante la Policía Judicial de la Guardia Civil. El testigo fue conminado a decir la verdad y advertido de que podía ser imputado en el sumario si aparecían indicios sospechosos en sus manifestaciones. Los nervios, el cansacio y sus enfermedades, acabaron debilitando a Cabot.

El propio juez Castro y los abogados presentes atendieron al indispuesto y le facilitaron alimentos dulces para que se repusiera.

Cabot narró como, debido a su amistad con los Misioneros de los Sagrados Corazones, se ofreció a buscar compradores para Can Sales Menor. La orden religiosa pretendía vender la antigua casa señorial por unos 400 millones de pesetas, pero Cabot les dijo que el precio era excesivo. La casa estaba en muy mal estado y los compradores iban a tener que invertir mucho dinero en su rehabilitación. Cabot asegura no haber cobrado nada por su mediación.

Este deterioro de la finca también fue confirmado ayer por el padre Antoni Vallespir, antiguo párroco de Es Secar y miembro de los Misioneros de los Sagrados Corazones. El sacerdote señaló que otro compañero, el padre Juan Arbona, actualmente de Misiones en La Patagonia, fue quien gestionó la venta. Finalmente, la casa fue vendida por 1,6 millones de euros a la promotora Nova Labritja, vinculada al Bufete Buades, que hizo la reforma de las zonas comunes. Matas rehabilitó su parte: la antigua planta noble y un anexo en la planta baja.