Viernes pasado, sobre las diez de la noche: Miquel Nadal, concejal de UM en Palma, presta declaración ante los fiscales Anticorrupción en dependencias policiales. En un momento dado, cita a su sustituto en el Govern "Miquel Ferrer", pero un abogado le corrige presto: "Ex, ex conseller". Sorprendido, Nadal pregunta: "¿Qué ha pasado? ¿ya no queda nadie?".

El edil desconocía que a media mañana, mientras él estaba siendo arrestado en el Ayuntamiento de Palma, el presidente Antich comunicaba públicamente la destitución de Ferrer y los restantes altos cargos de UM.

Fue el único gesto de estupefacción de Nadal, a juzgar por las personas que le han rodeado estos días, incluidos sus compañeros de partido, y de celda. "Todos estaban derrumbados, alguno llorando, otro pasándose las manos por la cabeza, [Miquel Àngel Flaquer] desencajado... pero Nadal sin perder su sonrisa", detalla un peso pesado de UM que ayer pudo hablar con alguno de los detenidos. "De todos ellos, ha sido el más frío, demostraba una frialdad que espanta", remacha sobre Nadal.

Y eso que la experiencia en los calabozos de la Policía Nacional, deja huella. "Nos han tratado como a bestias", "teníamos que dormir con borrachos, yonquis...", "nos han tratado muy mal", "no había sitio para hacer las necesidades". Son algunos de los comentarios de los detenidos a sus compañeros de partido. Fuentes policiales afirman que a los políticos de UM se les dio el mismo trato que al resto de detenidos, sin favoritismos. Tan sólo hubo más ronda de los agentes, para evitar conflictos entre los políticos y los otros presuntos delincuentes.

De los seis políticos encausados, Antoni Oliver es el único que ha permanecido incomunicado durante todo el periplo judicial. El resto (Antoni Rebassa, Álvaro Llompart, Joan Sastre, Miquel Nadal, Miquel Àngel Flaquer) han permanecido en celdas separadas en la comisaría –aunque podían comunicarse dando voces– compartiendo alojamiento con presos comunes, la mayoría pertenecientes a la red de narcotraficantes desmantelada en la llamada operación Dorado.

A los cinco de UM mencionados sólo les juntaron la jornada del sábado, en los calabozos del juzgado de guardia. Toda una escena, teniendo en cuenta lo mal que se llevan las distintas familias de UM. La coincidencia provocó este comentario entre sus letrados defensores: "Ahora sería una buena oportunidad para arreglar los problemas internos, esto es como un mini-congreso".

En cuanto a la gastronomía, los detenidos pudieron por fin cambiar ese día de menú, pues los abogados les trajeron pepitos de lomo, y algo de repostería mallorquina para Nadal. Se olvidaron uno de los pepitos para Sastre, pero los abogados lo corrigieron de inmediato.

En cambio, durante su estancia en los calabozos de la Policía, los seis tuvieron que conformarse con la ración de bocata de mortadela. Incluido Nadal, avezado a saborear manjares más suculentos como los huevos fritos con langosta en el famoso restaurante Jágaro, en el puerto de Maó, al que invitaba a sus pasajeros de avioneta. La ex alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, puede dar fe de ello.