La política de alianzas de Sa Nostra no está cerrada a pesar del comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado 18 de diciembre. La entidad balear está tanteando la constitución de un Sistema Institucional de Protección (SIP), o fusión de determinadas áreas de negocio, con cuatro nuevos socios: la gallega Caixanova, Caja Cantabria, Cajastur y Cajamurcia.

Si cuajan las negociaciones, todavía en una fase muy preliminar, se quedará en agua de borrajas el documento remitido por Sa Nostra a la CNMV en diciembre. En esa nota informativa, la entidad balear informaba que, junto a Caja de Burgos, se incorporaba "con carácter fundacional" al proceso de integración suscrito inicialmente entre Caja Navarra y CajaCanarias. La fórmula elegida consiste en la creación de un Grupo Económico Consolidado (GEC), que puede ser un nuevo banco o caja, con un ráting único y una sola supervisión por parte del Banco de España. Esta nueva entidad asumiría las oficinas de cada socio fuera de sus áreas de influencia, la banca corporativa, la banca de empresas, la tesorería, la emisión de deuda y la emisiones en mercados de capitales.

Cuestión de peso

El conseller de Economía y Hacienda, Carles Manera, reconoció ayer a este diario que el "protagonismo excesivo" de Caja Navarra sobre el resto de socios, no satisface ni a la caja balear ni a su departamento, que está siguiendo de cerca el proceso. Aunque el SIP liderado por los navarros no se ha desechado, Manera manifestó que se barajan otras posibilidades, en referencia al pacto con las entidades del norte de España y Murcia. El Govern balear apuesta por la participación de Sa Nostra en un SIP de cajas de tamaño "similar" y con una participación "homogénea" en los recursos puestos en común. De unirse a Caja Navarra, CajaCanarias y Caja de Burgos, se convertiría en el miembro con menos peso decisorio del nuevo grupo. En cambio, con Caixanova, Caja Cantabria, Cajastur y Cajamurcia, ocuparía un lugar "intermedio", confirmó Manera.

Lo que está meridianamente claro para los directivos de Sa Nostra y para el conseller, es que la entidad balear no se puede quedar al margen de la ola de alianzas encaminada a crear mecanismos de apoyo y defensa mutua, además de mejorar la solvencia. El tiempo apremia y el Banco de España insiste en que se cierren estos acuerdos. "O lo hacemos, o [la caja] tendrá dificultad para acceder al crédito en los mercados internacionales", expone Manera. Una visión compartida por la mayoría de los expertos financieros.

En una entrevista a este diario, el director general de la caja balear, Pau Dols, fue muy claro al respecto: "Sa Nostra podría seguir sola, pero de una manera complicada porque en estos momentos se tiende claramente hacia las integraciones, ya sea mediante SIP o fusiones. Por lo tanto, si no lo haces y pasas a ser el pequeño del lugar, te encuentras con inconvenientes. Los mercados mayoristas internacionales donde conseguimos financiación se vuelven más cerrados y el ráting [calificación de la solvencia] te lo valoran mucho peor. Nos enfrentamos a un cúmulo de desventajas que no es aconsejable asumir."

Sea cual sea el socio, la fecha límite para cerrar el entente será el mes de junio, a fin de que puedan acceder a las ayudas públicas (el fondo Frob). La Comisión Europea (CE) aprobó la semana pasada el régimen de recapitalización al que se acogerán las entidades financieras en España que lo necesiten y que estará en vigor hasta el 30 de junio de 2010.

El dinero que se les aporta no va a fondo perdido, sino que debe ser devuelto a un interés de un mínimo de un 7,75% anual en un plazo máximo de siete años. En el caso de que las entidades no puedan devolver al Frob los fondos aportados, la solución es la intervención pública.

CAIXANOVA

La entidad del sur gallego busca aliados para evitar su unión con Caixa Galicia

La batalla entre el norte y el sur de Galicia por el control del poder político y económico ha llegado a las cajas de ahorros. Caixa Galicia, la entidad líder en el norte busca desde hace meses una integración con aspecto de absorción de Caixanova, caja dominante en la zona de Vigo, la más poblada e industrializada del territorio gallego. Para Caixa Galicia solo hay dos opciones: engullir Caixanova o ser engullida por Cajamadrid. En esa tesitura, la Xunta de Núñez Feijóo (PP) apuesta por una unión gallega que evite el control desde Madrid de la mayor caja regional. Pero Caixanova no está por la labor: la entidad viguesa, duramente golpeada a por la crisis inmobiliaria, prepara un plan b que pasa por la integración con cajas de tamaño y problemas similares. Los objetivos de Caixanova, que suma más de 26.000 millones en activos, 577 oficinas y 3.464 empleados, pueden cumplirse con la alianza con cajas de otras regiones que le permitirían mantener su independencia política y competitiva dentro de Galicia.

CAJA CANTABRIA

La impulsora de la fusión quiere crear un grupo que valga 100.000 millones

Caja Cantabria es un pez pequeño que sabe que necesita rodearse de peces más grandes, pero no quiere ver ni en pintura a los depredadores más voraces del sistema financiero. Algo así venía a decir hace dos semanas el presidente de la pequeña entidad cántabra, Enrique Ambrosio, que reconocía que el objetivo es crear un grupo con 100.000 millones en el balance. Para ello los 10.200 millones de euros en activos de la pequeña Caja Cantabria tendrían que seducir a "cinco o seis" cajas de todo el país. Entre ellas, según Ambrosio, estarían Caja Murcia y Caixanova, con las que el líder de la firma cántabra se ha pasado meses coqueteando. Aunque harían falta más socios. Y ahí aparece Sa Nostra, que, como Caja Astur, da el perfil que gusta en Cantabria: entidades que no sean competencia directa en el mismo territorio y con un tamaño que permita un reparto equitativo del poder. Todo con un fin: crear un pez lo suficientemente grande como para retar a los dos gigantes del revuelto océano financiero español, La Caixa y Cajamadrid.

CAJASTUR

Una caja solvente embarcada en una ambiciosa expansión

Caja Astur cotiza al alza. La entidad asturiana era hace un año una caja mediana que lucía como atractivos el segundo mejor ratio de solvencia del sistema y una de las tasas de morosidad más bajas. Años a dieta de riesgo, justo cuando lo más granado de la banca se daba a la voracidad inmobiliaria, relegaron a la caja asturiana al papel de líder de una de las comunidades más dañadas por las reconversiones industriales de los ochenta y noventa. Y en esto llegaron septiembre de 2008 y el terremoto que aún hace temblar las finanzas: Caja Astur y su solvencia se convirtieron de repente en valores de atractivo incalculable para quienes corrieron demasiado durante el boom del ladrillo. Una de ellas fue la quebrada Caja Castilla-La Mancha (CCM), que el día de su intervención valía 1,73 veces más que su actual dueña: Caja Astur. La asturiana trata ahora de digerir el agujero de CCM para crear un conglomerado de fuste con 40.000 millones en activos, antes de buscar socios para una segunda ronda de fusión en la que no descarta nada. Ni siquiera liderar el grupo de Sa Nostra.

CAJAMURCIA

La CAM, Ibercaja y Cajasur han cortejado sin éxito a la entidad

Cajamurcia es un hueso duro de roer. Ibercaja, Cajasur y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) la han cortejado durante meses sin más resultado que el desmentido sistemático por parte de la entidad murciana, que parece poco dispuesta a ceder. En los sucesivos intentos de integración por parte de otras cajas, Cajamurcia ha impuesto siempre dos condiciones difíciles de digerir en el inicio de una negociación: la presidencia del grupo resultante y la sede para la capital murciana. Esos serían los principales escollos a una integración que en su modelo tampoco es del gusto del presidente de la caja murciana, Carlos Egea, que en septiembre ya llegó a tantear con Cajastur y Caixanova la posibilidad de una fusión virtual (una SIP, sistema integrado de protección, que permite a todas las entidades mantener su marca territorial). Pero el proceso no condujo a nada. Está por ver si esta segunda intentona, más definida y con más socios, seduce a la caja murciana y a sus casi 22.000 millones en activos.