Miquel Nadal, ex presidente de Unió Mallorquina (UM) y actual edil en Cort, contraatacó ayer, en un careo de alta tensión celebrado en el caso Maquillaje, a las acusaciones contra él de su antiguo delfín Miquel Ángel Grimalt, conseller de Medio Ambiente en el actual Govern, acusándole de ser un enchufado de Bartolomé Vicens, otro de los imputados en el sumario y al que se vincula con la productora Studio Media Comunicación, que recibió millones de euros del Consell y que explotó Alfredo Conde, amigo de Vicens. Nadal en los pasillos de los juzgados acusó a Grimalt de formar parte de una conspiración política contra él. Grimalt negó ser un hombre de Vicens e insistió en que algunos de los aspectos controvertidos de los primeros contratos a Conde para crear y explotar Ona Mallorca partieron de su superior en el Consell de Mallorca, el conseller Miquel Nadal.

"En 30 años de carrera profesional nunca había visto un careo de tanta tensión", comentó al final del enfrentamiento Nadal-Grimalt uno de los asistentes. La mayoría de los espectadores del cara a cara coincidieron en señalar que hubo mucha crispación en los dos dirigentes de UM, aunque Grimalt habría guardado más la compostura y habría hablado con mayor serenidad.

El juez Juan Ignacio Lope Sola había organizado para ayer un careo Nadal-Grimalt para tratar de aclarar cómo se gestó la radio pública del Consell de Mallora en el año 2000. Los dos contendientes se habían preparado a fondo y repasado con sus abogados los pormenores de los cinco contratos que el Consell dio a Studio Media y por los que abonó varios millones de euros. Grimalt únicamente intervino en esos expedientes entre 2000 y 2001, cuando era director insular de Sistemas de Información, a las órdenes de Nadal. Los pagos públicos duraron hasta el 2005.

Grimalt partía en el careo con la vitola de estar colaborando con la fiscalía anticorrupción, mientras que Nadal en su primera declaración mantuvo la legalidad y corrección del proceso sobre Ona Mallorca.

La versión dada por Grimalt ayer, y en su primera declaración del 18 de diciembre, es que él era un joven inexperto en contratos y expedientes públicos, que siempre siguió las instrucciones de Nadal y que, aunque discrepó con el conseller en algunos aspectos sobre Ona Mallorca, acató sus órdenes y criterios.

Nadal acusó a su antiguo delfín de "tener miedo y de querer derivar (hacia otros) sus responsabilidades (sobre los expedientes de contratación)".

Las mayores diferencias entre los confrontados versaron sobre el modelo de radio, la posibilidad de haber rescindido a Conde el primer contrato al no haber cumplido con los plazos de programación de Ona Mallorca; la realización por el Consell de un pago anticipado al productor Conde y las lealtades en el seno del Consell. Nadal sostuvo que Grimalt ya era un político talludito, al que no le hacía falta su tutela. En los pasillos ambos políticos siguieron hablando y discrepando sobre lo acontecido en el careo. Nadal llegó a echar en cara a Grimalt y a sus acompañantes el formar parte de una conspiración política. Grimalt salió de los juzgados desconcertado por lo ocurrido.