Las depuradoras de las islas generan unos 80 hectómetros cúbicos de agua depurada. De este total, 55 hectómetros cúbicos acaban al mar. Es decir, el 68,7 por ciento. Ya se sabe que el agua es un bien escaso, por ello, la conselleria de Medio Ambiente quiere aprovechar estos excedentes para salvar los acuíferos de las islas ya que el 47% están contaminados por nitratos o por salinidad. Así se aprovechará el agua depurada para la recarga artificial de los acuíferos. Los objetivos del departamento son aprovechar la mitad de estos 55 hectómetros cúbicos de agua depurada que se arrojan al mar.

El jefe de servicio de estudios y planificación de la Dirección General de Recursos Hídricos, Alfredo Barón, explica que hay dos sistemas de recarga: el directo y el indirecto. El sistema directo de recarga artificial consiste en inyectar agua depurada en los pozos próximos a la costa. El fin es que actúe como barrera contra la intrusión marina. Con las extracciones de las aguas subterráneas se descompensa la presión y el nivel freático baja de tal manera que se filtra el agua salada y se mezcla con la dulce contaminando los acuíferos por salinidad.

Barón explica que la recarga artificial de los acuíferos es una solución para frenar el avance de la intrusión salina. Inyectando agua dulce la presión evita que se filtre la salada. Barón detalla que se trata de una cuestión de densidades: el agua dulce es menos densa y la salada lo es más. El experto apunta que si se inyecta agua depurada se hace presión y la salada baja a la parte inferior de tal manera que sale del acuífero y va a parar al mar. El agua dulce ocupa todo el acuífero y actúa de barrera porque evita la intrusión marina. Barón señala que hay dos maneras de recarga: a través de los pozos o con zanjas y esperar que el agua se filtre en el acuífero. "Las zanjas o los sondeos no representan un gran impacto porque no se verán", asegura Barón. El director general de Recursos Hídricos, Isidre Canyelles, resalta que se trata de recuperar el buen estado ecológico de las aguas subterráneas. "El objetivo es evitar la intrusión marina y también aumentar los niveles de los acuíferos", señala.

El sistema indirecto de recarga consiste en utilizar el agua regenerada para regadío. "Se trata de agua depurada pero que ha sido regenerada y tiene mejor calidad", dice Canyelles. "La mejor recarga de las aguas subterráneas es dejar de extraer los recursos hídricos y usar la agua regenerada para el regadío", explica. El director general detalla que estas acciones dependen de las inversiones de Madrid. La intención, avanza, es poner a disposición de los agricultores el agua regenerada. "Será más cómodo y barato. Es una propuesta interesante", sentencia Canyelles.

Antes de iniciar cualquier actuación, el departamento de Recursos Hídricos está pendiente de los resultados de un estudio que se lleva a cabo en Ciutadella y que estará listo en un par de meses. En estos momentos, explica, se están desarrollando unos análisis del subsuelo con el método geofísico. Este estudio permite conocer si el terreno está compuesto por cuevas o si cuenta con unas características específicas que tienen un comportamiento similar a un acuífero. El experto puntualiza que estudios de este tipo permiten conocer el subsuelo del terreno.

"En la zona de Llevant está la cueva de Vallcornera y no podemos recargar los acuíferos por esta zona porque es un conducto cáustico y el agua introducida se iría directamente al mar y no tendría ningún efecto en los acuíferos", afirma. Barón añade que si los resultados de Ciutadella son positivos y se confirma que la inyección de agua depurada es efectiva, empezarán una primera prueba piloto en 2010. Las aguas subterráneas de la costa del Llevant, Campos, Santa Eulàlia, Sant Lluís, Ciutadella y Maó requieren la recarga artificial porque están contaminadas.

La figura ideal

El jefe de servicio destaca que la figura ideal es Ciutadella cuyo proyecto combina el sistema de recarga y el de regadío. En verano no se extraería agua de los pozos y se utilizaría el agua regenerada para regar los campos mientras que en invierno se utilizaría el agua depurada para recargar el acuífero con el fin de que actúe de barrera de intrusión.

A finalesde octubre, se dieron cita en Palma expertos internacionales para participar en un congreso sobre la gestión de la recarga artificial de los acuíferos. Una de las conclusiones de las jornadas fue que desde el punto de vista medioambiental, la recarga artificial de acuíferos puede contribuir decisivamente a mejorar la gestión sostenible de los recursos hídricos, así como preservar su calidad y cantidad, mejorando además la gestión de enclaves medioambientales de especial valor y protección.