Los ayuntamientos de Balears han duplicado su presión fiscal en los últimos doce años, según un estudio presentado ayer por la patronal Caeb. En opinión de su presidente, Josep Oliver, esta "voracidad" municipal está conllevando una pérdida de competitividad para las empresas isleñas.

El director del estudio, Josep Sintes, indicó que los consistorios del archipiélago ingresaron en 1997 por la vía de los tributos un total de 304,5 millones de euros, mientras que en 2008 esa cifra había ascendido a 806,1 millones, lo que supone un aumento del 165%. Si a esa evolución se le descuenta el efecto de la inflación, que en ese periodo alcanzó el 37%, y el crecimiento de la población, de un 40%, el resultado es que el alza real de los citados ingresos tributarios se ha movido en torno al 100%, según indicó el economista.

El problema no se limita sólo al fuerte crecimiento de la fiscalidad municipal, sino también a la discrecionalidad con que se ha aplicado, a la vista de las importantes variaciones que existen en relación a la carga que cada consistorio aplica en sus tributos. Como ejemplo, el coeficiente impositivo que se aplica en Palma en el Impuesto de Circulación es de 1,95, el más alto de las islas, mientras que en Ariany, Porreres o Llubí es de sólo un punto. En el caso del Impuesto sobre Actividades Económicas, el coeficiente de Sant Antoni de Pormany es de 3,15, mientras que el de Maria de la Salut o Escorca baja hasta el 0,65.

El presidente de la asociación de constructores de Caeb, Sebastià Pastor, consideró que no es aceptable que los Consistorios presenten oscilaciones tan grandes en lo que cobran por prestar un mismo servicio, y reclamó un mayor equilibrio en la fiscalidad que se aplica. Además, recordó que los impuestos municipales son sólo una parte de los que deben afrontar las empresas, ya que a esta hay que sumar los estatales y los autonómicos.

Estas cargas, según subrayó Josep Oliver, están poniendo en peligro la viabilidad de muchas empresas. El dirigente empresarial advirtió de que "algunas vacas se pueden quedar sin leche si se las sigue ordeñando de esta manera".

El estudio también pone en evidencia las diferencias existentes en la aplicación de tasas, como la del consumo de agua, que en Palma se sitúa en 1,67 euros por metro cúbico, mientras que en Alcúdia ese valor desciende hasta 0,64 euros. En el caso del alcantarillado, se va de los 0,54 euros por metro cúbico de Ciutadella a los 0,11 de Eivissa.

Pero un aspecto en el que el presidente de la federación hotelera de Mallorca, Antoni Horrach, hizo especial hincapié es que el estudio desmiente la idea de que los consistorios favorecen el ahorro de recursos como el agua. En concreto, se indicó que la cuota de servicio –la parte de carácter fijo que se cobra al margen del consumo realizado– por suministro de agua, tasa de alcantarillado y canon de saneamiento supone para un hotel que permanece cerrado un desembolso mensual de 9,12 euros por cada plaza de alojamiento en el caso de Palma; 4,32 euros en Calvià; 2,74 en Llucmajor y 2,37 en Eivissa.

Horrach puso de relieve que existe la impresión de que algunos municipios han aplicado durante los últimos años subidas "indiscriminadas y sin justificar" en los tributos que aplican.