El instructor del caso Can Domenge, Javier Muñoz, tuvo la deferencia de dejar sentarse a Maria Antònia Munar en los sillones correspondientes a los abogados, en vez de en el banquillo o una silla de acusados.

La declaración tuvo lugar en la sala del jurado del TSJB y Munar tomó acomodo en el estrado. El juez le explicó que ella no tenía la condición de acusada.

Munar tardó cerca de una hora en revisar su declaración, mientras abogados, fiscales anticorrupción y juez, esperaban en la soleada galería de la primera planta del TSJB.