Todos los técnicos coinciden en que las humedades en un edificio suponen los mayores riesgos para su estructura, especialmente en el caso de los forjados, ya sean los superiores del edificio o los patios, o en las zonas más bajas del inmueble.

El director de la asociación balear de constructores, Manuel Gomez, lamenta la deficiente red de pluviales existente en muchos municipios, lo que hace que el agua pueda filtrarse hacia los bajos de un inmueble, lo que resulta especialmente perjudicial para materiales porosos, como el marés.

Tanto Gómez como los arquitectos Luis Corral y Antoni Ramis señalan la importancia de realizar controles en las cubiertas, con el fin de evitar que el mal uso de las mismas o el simple hecho de no limpiarlas pueda favorecer posteriores filtraciones de agua, que puedan dañar la estructura.

Como ejemplo, se recuerda que muchos edificios en los que se utilizó cemento aluminoso no presentaron problemas por el simple hecho de que se realizó en ellos un mantenimiento adecuado que evitó que el citado material entrara en contacto con el agua, algo que favorecía su posterior deterioro y las aparición de la denominada aluminosis.