Las empresas cárnicas de las islas se negaron ayer a transportar los despojos hasta la fábrica de tratamiento de Llucmajor. El plante respondía a la limitación impuesta por el Ayuntamiento en el camí de l´Àguila, donde se ha prohibido el paso de vehículos con un peso superior a 3,5 toneladas. Una medida, que –según dijo el alcalde de la localidad, Joan Jaume, se ha hecho extensiva a todos los senderos rurales para limitar los desperfectos que causan los camiones, pero que afecta de una manera significativa a los ganaderos, que no han podido acceder a las instalaciones de la planta de procesamiento de COMEIB para depositar los despojos. Y los que han seguido con el transporte habitual han sido multados por la Policía Local, denunciaron desde Asaja, que alertó de los problemas de abastecimiento de carne que puede desencadenar esta situación. De hecho, los mataderos de Palma y Felanitx no pudieron ayer sacrificar ganado por la saturación de la cadena de trabajo.

La queja fue refrendada por Unió de Pagesos, que alertó del "grave colapso" del sector e instó al las instituciones de la isla, y en primer término al Consistorio de Llucmajor, como causante de la problemática, a "no poner más trabas" y a buscar una "solución adecuada que no repercuta en el sector ganadero".

La fábrica lleva años suscitando controversia en el municipio a consecuencia de los olores que desprende. Jaume recordó que carece de licencia de apertura, aunque existe una sentencia que autoriza su funcionamiento. Aun así, el alcalde puso en duda la capacidad de las instalaciones para tratar el volumen de residuos animales que diariamente recibe, entre 25 y 30 toneladas estimó. Según Jaume, la actividad del centro, que utiliza gusanos para transformar los despojos en compostaje, está generando un problema de salud pública ante el cual el Ayuntamiento no puede quedarse de brazos cruzados.

El acuciante conflicto fue tratado ayer en el transcurso de una reunión entre la conselleria de Agricultura, su homóloga de Medio Ambiente en el Consell, responsables de Mercapalma y el Consistorio de Llucmajor, al término de la cual las instituciones se comprometieron a construir en el plazo de un año el horno crematorio en Son Reus para restos animales, tal y como está contemplado en el Plan de Tratamiento de Residuos. Con ello, y a la espera de concretar los detalles del proyecto, esperan poner fin al problema. El Ayuntamiento, por su parte, levantará hoy la limitación para restablecer el servicio.