El campo no se muere, al campo lo están matando. Ésa es la conclusión a la que han llegado los socios de Unió de Pagesos, que están ahogados entre el aumento de costes de producción (que no pueden ni siquiera cubrir), el incremento del margen comercial y la falta de apoyo por parte de la Administración. Por todo ello, los payeses realizaron ayer su segunda protesta en menos de un mes vendiendo casi dos toneladas de naranjas y hortalizas al precio que se los compran a ellos, un precio que según Unió de Pagesos en algunos casos se multiplica por seis antes de llegar al consumidor.

Un ramillete de perejil, 50 céntimos. Una coliflor, 50 céntimos. Una bolsa con un par de naranjas, 50 céntimos. Una lechuga, 50 céntimos. Los ciudadanos respondieron a la llamada de los payeses no sólo por los atractivos precios, sino también por solidaridad. Así lo explicaba Miguel Mulet mientras esperaba en una cola que se extendía más de diez metros: "Pagamos tres veces más en todo, en las verduras, en la carne, en el pescado...".

"Nosotros pagamos un dineral en el supermercado y a ellos les llega casi nada", decía María Teresa Luengo. "La tierra de aquí la están hundiendo y el Gobierno lo permite: deberíamos comprarles siempre a ellos directamente", concluía esta mujer. "¿Y cree que las grandes superficies van a permitirlo?", a su lado saltaba con escepticismo Alberto Chacón. Gracia Forniales intervino para opinar que debería ejercerse la democracia también en el consumo de frutas y verduras "pero al final lo controlan siempre las empresas", se lamentaba esta chica que compra de forma directa cada mes a través de una cooperativa de consumo, potenciando el producto local y ecológico.

El próximo jueves habrá otra protesta de los payeses en plaza de España y preparan más. El campo lucha para conseguir "precios dignos" y "un mercado transparente".