¿Voy? ¿no voy? Tras conocerse la imputación del ex presidente Jaume Matas por presunta corrupción, son varios los ex consellers del anterior Govern del PP que ya han empezado a deshojar una particular margarita para dirimir si deben acompañarle o no ante el juez José Castro, por las consecuencias imprevisibles que puede acarrear el posterior desenlace en sus propios currículums políticos. Y eso que para el 23 de marzo del año próximo todavía queda.

La comparecencia de Matas por vez primera ante la Justicia ha despertado una expectación sin precedentes, hasta el punto de que miembros de su antiguo gabinete se debaten sobre la idoneidad o no de fotografiarse en un séquito de apoyo al ex jefe del Ejecutivo. "Si van todos, iré, pero si no, no", sentencia uno de los ex consellers, quien añade que la idea no le despierta ninguna ilusión.

Los hay como el ex conseller de Interior, José María Rodríguez, que no tendrían reparo alguno en dejarse ver del brazo del ex presidente, aunque sea camino de los juzgados; pero otros son más recelosos, y confiesan en privado su malestar por la manera en que el ex presidente huyó a Estados Unidos tras perder el gobierno autonómico en 2007, y "lo poco que desde entonces ha cuidado a la gente que trabajó con él", apostilla un miembro del anterior Govern. "Yo no pienso ir, no se me ha perdido nada", ha dejado caer por si las moscas otro de ellos a sus compañeros, aunque llegado el día, las circunstancias cambiantes podrían hacerle cambiar de opinión.

No ha habido una reunión ex profeso para hablar del tema, pero éste ha salido –y sale– a relucir en conversaciones informales entre ex consellers, quienes confirman que existe "una cierta preocupación" sobre qué postura adoptar. De hecho, para la mayoría de los afectados por la imagen de marras, "lo mejor sería que el partido decida si hay que ir o no".

Y es que si bien en el PP balear no hay consignas ni protocolos para estos casos, lo cierto es que la cúpula del partido arropó a la docena de cargos, en su mayoría alcaldes, que en diciembre del año pasado fueron juzgados en el llamado caso Caballistas, y que finalmente resultaron absueltos. En cambio, ningún compañero del Govern acompañó al ex conseller de Comercio e Industria, José Juan Cardona, al tener que ir a declarar por el desvío de fondos de un consorcio del que era su máximo responsable, o cuando Jaume Font fue llamado también como imputado por el juez del caso Plan Territorial de Mallorca.

Con todo, existe una cierta unanimidad entre los consultados por este diario en que la declaración de Matas es "algo distinto", al tratarse "del jefe", y por las interpretaciones a que puede dar pie ver llegar al juzgado al ex presidente de Balears solo con su esposa y su cuñado –que están citados para ese mismo día–, y sin nadie del anterior Govern. "Habría quien pensara que nos desvinculamos de él y de su gestión, cuando eso no es así", asevera un dirigente del PP balear, quien sostiene que "lo mejor sería dar una imagen de unidad". Precisamente uno de los ex consellers apunta: "Estuvimos allí para lo bueno, y también hay que estar para lo malo", la misma tesis que en público ha defendido el ex titular de Turismo, Joan Flaquer.

El problema que despierta la imputación de Matas entre sus antiguos colegas –o al menos entre algunos– no es tanto su presunta responsabilidad penal en el caso Palma Arena, dentro de cuyas diligencias ha sido citado –"lo del velódromo acabará en nada, sólo irregularidades administrativas", sostienen muchos en el PP–, sino las sombras de sospecha sobre su patrimonio personal. "Jaume nunca contaba nada de sus cosas privadas, los detalles de lo del ´palacete´ y los gastos fastuosos lo hemos conocido ahora", vienen a coincidir dos ex consellers, a quienes cada día asaltan más dudas sobre si hubo o no enriquecimiento ilícito. "Quién sabe, a lo mejor el propio Matas pide que nadie vaya, para no ponernos en un compromiso", augura con cierto alivio uno de ellos.